Se nos fue el "Gordo" Colombo, este querido amigo de los correntinos, que cada 1º de agosto esperaba en su conocida agencia de quiniela a todos los amigos que quisieran pasar por esta "protección" con el rito de beber en ayunas caña con ruda, una mixtura que, según las creencias guaraníticas, sirve para prevenir enfermedades y a pasar "el invierno" pero además le agregaba el mejor condimento a su preparación: muy buen chamamé para escuchar al pasar, allí por la calle San Juan  en la capital de Corrientes.

El Carlos "Gordo" Colombo, como se lo conoce en nuestra capital, preparó como cada año más de 25 litros de caña con ruda para convidar a los transeúntes desde las seis de la mañana en su negocio de la calle San Juan al 700.

Allí, en plena zona de bancos y confiterías, los artistas convocados por Colombo hicieron sonar acordeones y guitarras como señal de invitación al ritual que se practica desde tiempos ancestrales en esta parte litoral y norte de nuestrol país.

Falleció en las últimas horas del 11 de abril, innumerables amigos que supo cosechar con humildad, alegría y una intachable conducta que en sus gestos y generosidad supo demostrar, y ahora sus hijos continuarán brindando de la misma manera esta vieja herencia guaraní que ya es parte de nuestro patrimonio de amistad y buenas costumbres en la Tierra Sin Mal. Lo extrañaremos!



Mas sobre la caña con ruda

Los indios guaraníes concibieron distintos preparados medicinales que aún hoy se consumen en las casas correntinas y del resto de la región litoraleña, pero el más emblemático es la caña con ruda, por sus componentes espirituosos y la mezcla de dos cultivos típicos de América del Sur.

El fallecido profesor Ertivio Acosta, un estudioso de las tradiciones guaraníticas de origen chaqueño, ha escrito que los caciques guaraníes inducían a sus comunidades a beber el preparado en las postrimerías del invierno, antes de que se iniciaran las temporadas lluviosas.

"Era una forma de protegerse de las enfermedades que traía aparejada la época de clima desfavorable",decía Colombo, un defensor del ritual que prometía hasta hace muy poco continuar fabricando artesanalmente la bebida hasta que le quede "un hilo de vida", hilo que una penosa enfermedad truncó muy pronto la vida de este amigo


Cada año los cultores de esta práctica preventiva salen a comprar una petaca de caña con ruda para guardar en la alacena a la espera del amanecer del 1° de agosto, cuando el desayuno se reemplaza por un trago del amargo potaje guaranítico.