Crece el número de agrupaciones y solistas que confirman su participación en esta segunda edición del Encuentro Mundial de Músicas de Acordeón que tendrá lugar en Valledupar, Colombia, entre los días del 23 al 26 de junio del presente año.

Lolita Acosta, directora del evento, informó que dos nuevos artistas respondieron a la convocatoria que, más allá de su propósito de promover, proteger, divulgar y conocer las expresiones musicales folclóricas del mundo ejecutadas en el acordeón, el encuentro tiene como finalidad dar a conocer los valores propios de la ciudad y el departamento, en especial el canto vallenato, el cual se lucha por su reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO.

El Encuentro es un evento organizado por la Fundación Reyes y Juglares Vallenatos con los auspicios de la Gobernación del Cesar y la Alcaldía de Valledupar, y los apoyos de la Corporación Biblioteca Departamental Rafael Carrillo Lúquez y CORPOCESAR.

Dentro de los actos programados puede decirse que habrá una especie de transferencia de conocimientos y experiencia durante la visita que los artistas internacionales harán a la Academia de Música Vallenata “Turco” Gil, en especial para que las nuevas generaciones adquieran, sobre el terreno y el contacto directo, los diferentes tópicos de las músicas para acordeón de países como Argentina, Uruguay, Portugal y República Checa. Este programa de Educación Cultural que contempla también otras reuniones en diversos escenarios ha sido ideado para que los niños y el público en general reciban una preparación antes del evento que les ayude a una mejor comprensión de los repertorios que, en la gran gala musical del 25 de junio, serán puestos a su consideración en el auditorio de la Biblioteca Departamental.

Alejandro Brittes

Desde Buenos Aires confirmó su participación en compañía de un guitarrista. Brittes es un chamamecero por adopción. Este talentoso joven porteño, eximio acordeonista, compositor y arreglista tiene algunos nombres determinantes en su inclinación musical: el primero, Hipólito Brittes, su padre, representante de infinidad de figuras del Litoral argentino; su iniciador, Fito Ledesma, y su maestro Nini Flores.

Él creció en un ámbito de familiaridad con figuras del chamamé como Isaco Abitbol, quien lo consideró “un muy buen acordeonista” cuando solo tenía quince años de edad. Su crecimiento en este ámbito definió su estilo musical, tomando como modelo a figuras notables del género como Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel o Abelardo Dimotta.

Siguiendo la línea tradicional del chamamé, su maestría como intérprete y la sugestión de sus composiciones otorgan un renovado vuelo al género en su país.

En 1992 grabó su primer disco, “Por la senda chamamecera”, que repercutió favorablemente. Siguiendo este impulso, a los pocos meses realizó su segunda producción, “A la luz del candil”, y pronto le llegó el gran reconocimiento y su CD “Alejandro Brittes - Ganador Cosquín 96”. Su cuarto trabajo, titulado “P’al taconeo”, incluye once temas de su autoría y temas de autores como Mario Millán Medina o Ernesto Montiel. "Por la misma senda", su más reciente trabajo discográfico, vienen siendo muy bien recibido por el público argentino y brasileño.

Brittes ganó el Premio Cosquín 1996; el Concurso Diario La Nación 1992 como Mejor solista instrumental, Mejor compositor, Mejor grupo folclórico y Premio Mayor "La Copa de la Música"; en 1995, Premio Revelación Ramallo Porá y Premio Carlos Keen, Mejor Solista y Mejor Conjunto Instrumental, entre otros