Su canto inolvidable aún permanece en el aire del Taragüí. Estuvo junto a los grandes, como don Ernesto, y dejó un valioso legado junto a jóvenes músicos que aún hoy lo extrañan.
Hace seis años, partía de este mundo Ramón Sixto Saucedo, Cacho, para los amigos. El eximio cantante nació en Caá Catí, la llamada Cuna de Poetas, el 6 de abril de 1937. Cuando tenía apenas 8 años, comenzó a sacar las primeras notas de la guitarra. Era dueño de las mejores voces de la gloriosa historia de la música de Corrientes. En compañía de su guitarra, fiel compañera de sus sueños, recorrió los más importantes escenarios a lo largo y ancho del país, mostrando su estilo y gran expresividad, que lo mantienen hasta hoy convirtiéndolo en la indiscutible “voz del chamamé”.
Aprendió, con el instrumento del legendario Julio Montes, conocido como el Mencho Cirilo. Fue su padre quien puso aquel instrumentos en sus manos, y que nunca más abandonó a lo largo de su vida.

Su debut profesional
Allá por 1955, debutó profesionalmente con el conjunto Los Gauchos de Vence Rincón, que dirigía José Ramírez. Estuvo con estos pioneros de la música guaraní por tres temporadas. Luego se sumó al conjunto Santa Elena, del bandoneonista Martín Torres. Posteriormente comenzó a tocar con Los Troperos Guaraníes, grupo del chaqueño de Modesto Gómez.
En la década del 60, alcanzó definitivamente su consagración al incorporarse al famoso Cuarteto Típico Correntino Santa Ana, que era dirigido, nada más ni nada menos, que por Ernesto Montiel. Integró este mítico conjunto, durante trece años, en los que disfrutó grandes éxitos. Así inició un camino musiquero que lo convirtió en el representante más genuino y auténtico del cantar chamamecero.

Después de Santa Ana
Tras desvincularse del conjunto de Ernesto Montiel, Cacho regresó a la capital correntina, donde con el trabajo de otros dos ex Santa Ana, fundó, en 1978, el afamado Trío Corrientes, junto con Cacho Espíndola y Ricardo Scófano. Juntos grabaron dos trabajos discográficos, y en 1983, por razones de salud, Cacho Saucedo se alejó del grupo.
No obstante ello, cada vez que pudo, Cacho acompañó a distintos músicos en grabaciones y componiendo canciones.
Después de un tiempo alejado de los escenarios, formó el conjunto Siete Puntas, que estuvo integrado por Eduardo Alegre, en guitarra, y Raúl Cáceres, en acordeón. En 1997, Guillermo Loncho Insaurralde fue llamado por Cacho Saucedo, su maestro y compadre, para formar el grupo Cacho Saucedo y los Compadres. Grabaron dos discos: Voz y expresión del chamamé y Para que me recuerden.
Compuso más de 30 obras tales como Campo de la gloria, Cartas del ayer, Feliz cumpleaños quinceañera, Sapucay de triunfo macho, Contame viejo Nemesio, A Curuzú laurel, Embrujo y palabras y La planta de guayacán.
Su última aparición ante un público, que lo ovacionó hasta emocionarlo profundamente, fue compartiendo la presentación del grupo Amandayé, en la edición del año 2004 de la Fiesta Nacional del Chamamé, en Corrientes.
Cacho Saucedo falleció en Corrientes, el 25 de marzo de 2004.

Fuente: Diario La República