José Antonio Ansola, el último gaucho correntino...
Jueves, 2 de junio de 2011
José Antonio Ansola, el último gaucho correntino...
&
Su vida fue rescatada con sus propias palabras, contador de cuentos, memorioso sin par, desde sus noventa años, Ansola revive innumerables anécdotas sobre el campo y los formidables paisanos correntinos, también la Buenos Aires de sus años mozos y la próspera Argentina de mitad de siglo. En sus madrugadas de fogón y silencio, medita sobre la actualidad y el futuro, los cambios de la vida rural y su lucha por envejecer con dignidad...Todo esto está en el libro de
Magdalena Capurro "Che Patrón" Aquí extractamos apenas un esbozo de una lectura imperdible...
José Antonio Ansola, el último gaucho correntino...
"Un viejo paisano me dijo, por mis muchos años: "Oooo Don Ansola...¡Ud sí que habrá visto mucho en la vida...de lo bueno y de lo malo!" No hay forma más simple de expresar eso.
Hay una sabiduría que solamente dan los años. En los retardados como yo, solamente los muchos años.
Esa sabiduría a la que se comió el conocimiento...al que, a su vez, se lo comió la información.
Veo en Muchas Islas pasar las bandadas de garzas que son reconocibles por su mover majestuoso de alas.
El pato las mueve muy ligero. Los cuervos apenas, y vuelan en grandes círculos. El Carahué, rítmicamente y en formación, da asientos en enormes "v" cortas, como las escuadrillas de aviones de guerra. De oeste a este a la tarde y al revés en la mañana.
Por la silueta en el aire, reconozco al Hoco y a las Tuyuyu, las cigüeñas.
Sé si la perdiz que vuela está clueca...o si es la colorada, que al batir las alas lo hace con tanta fuerza que produce casi un silbido. Y cuando hay rocío, apenas se la oye.
Escucho al Chahá, cuando muy alto planea gritando "chahá, chahá" y cuando grita de noche , en tiempo de postura, porque el yacaré o la curiyú le están por comer los huevos del nido.
Sé que el Zorzal canta, cuando la hembra está empollando. Y veo al Tero Tero defendiendo con singular coraje, de la majada que pasa, los huevitos de su nido.
Sé de todas las señales que anuncian la lluvia. Y escucho el canto de alegría del hornero cuando llega el agua, pues ya tiene barro ahí nomás.
Cuando una brasa queda pegada a la pava, va a llover.
Si florece el Tupychata va a llover dentro de las 48 próximas horas.
Cuando el yacaré grita de noche va a llover...con su grito parecido al del Cururú, el sapo, pero menos profundo y uno solo.
Si un toro se revuelca como un caballo, llueve. También cuando el caballo se echó y se baña en el agua.
Y las vacas están acostadas hasta tarde, cuando va a haber mal tiempo.
Si entra el sol entre nubes, casi seguro que va a llover...
Si entra colorado, es para seca, pero si sale colorado, es tormentoso.
Si en medio de la seca florece el Niño Rupa ésta no va a durar.
Miro cómo el viento norte da vuelta siempre por el oeste y de ahí al sur, y del sur por el este, al norte.
Y el liquen crece en los árboles del lado norte.
Sé que cuando canta la chicharra, ya la sandía está madura.
Y que la naranja no es dulce hasta que no hiele.
He visto que si hiela en abril, después no hace frío en invierno y sí hace más tarde.
Y si hiela enseguida de una lluvia, vuelve a llover.
Sé que al ensillar tu caballo hay que hacerlo caminar, antes de subir, para saber que está pensando. El animal muestra que tiene miedo y dispara. El hombre no muestra que tiene miedo por honor. Si yo le tenía miedo a un caballo me le acercaba fumando un cigarro, para que tomara ese olor.
Que si un caballo dispara contigo, hay que pegarle sobre el pescuezo con el cabo de tu guacha (atravesada) y entonces caerá de barriga. Pero si lo haces en la cabeza...se revolcará sobre el lomo.
Aprendí que en lugares donde hay peligro no hay que pasar las puertas sin detenerse y mirar a los dos lados, y que entre el pasto, se ha de caminar mirando el suelo , por las vívoras.
Pero para mirar el cielo, hay que detenerse..."Magdalena Capurro, "Che Patrón". Buenos Aires, L.O.L.A., 2004.(fragmento){youtube}2mVkxN0s2zg{/youtube}
quot; border="0" />