Dice el padre Furlong en Misiones y sus pueblos guaraníes:
Yapeyú, o Nuestra Señora de Yapeyú, o Nuestra Señora de los Tres Reyes de Yapeyú, fue fundación del padre Pedro Romero, quien en 1626 corrió con ella, aunque el beato Roque González había hablado antes con los indios de la región sobre establecer un pueblo allí un pueblo y hasta había convenido con ellos en reformarlo.
…Visitó esta reducción provincial P. Durán Mastrilli r informaba en las Annuas de 16126-1627, q ue esta a orillas del río Uruguay sobre otro que entra en él llamado Yapeyú distante 30 leguas río debajo de la concepción, ciento del puerto de Buenos Aires y es la más cercana que a él tenemos.
…Juzgué siempre de suma importancia, que ocupara la Compañía ese puesto, porque aseguraba por suya la conversión de toda esta provincia y de los del río Ibicuity, que también es parte de ella, y nos haríamos señores del paso para subir y bajar a Buenos Aires, cosa de suma importancia para el gobierno y comodidad de esta reducción, por la brevedad del camino respecto del que se andaba antes de que este se abriera. Y todo esto se ponía a contigencias, si los indios de este pueblo no estaban a nuestra obediencia.
…Por esas razones, cuando pasé al Guayrá, dejé muy encargado al padre Roque bajase a esta tierra y procurase en todo caso fundar un pueblo. El padre lo hizo y, por ser poca gente que halló, no le pareció bastante para fundación habiendo de ocupar en ella los Padres que, por falta grande de ellos, serían más necesarios en otra parte. Cuando volví de Guayrá, confirmándome cada día más en que convenía ocupar ese puesto, me determiné ir yo allá en persona con el padre Roque y el padre Pedro Romero y dar principio a la fundación con los indios que hallase por poco que fuesen.
Hicimos nuestro viaje, y hallamos solo tres casas con cien indios los cuales nos recibieron con alegría, y repartiéndoles algunas cosas que yo llevaba para ganarles voluntades, quedaron muy amigos y gustaron mucho de que quisiéramos fundar allí un pueblo, dando ellos principio a él con mucho contento, a cuatro de febrero del año pasado de 1627, y lo tomaron tan de veras, que antes de partirme de allí, habían ya cortado LA Madera para levantar una buena iglesia en el sitio que yo les señale, y dado principio a desmontar para las sementeras, que es la primera cosa que se hace en la fundación de cada una de las reducciones…
A estos indios del Yapeyú les llevé yo cantidades de hachas (cuñas de hierro), para que comenzasen luego la fundación de su pueblo, y al fin del mismo mes de febrero, ya tenía edificada a los padres casa e iglesia, y así luego comenzó el padre Pedro Romero , que allí dejé solo, por cura, el cultivo espiritual de sus almas con muy grande fruto.
En 28 de septiembre de 1657, el cura del pueblo de Yapeyú, P. Francisco Ricardo y su ayudante el P. Fernando Odiega, caminaron hacia el Miriñay y fundaron la iglesia (¿estancia?) de San Andrés, donándola con 562 cabezas de ganado vacuno al cargo del capataz Alonso Mandaré, sargento Fernando Mandaré, y peones indios. Después de algún tiempo, apartaron de dicha estancia mil cabezas, y las pasaron a la Banda Oriental del Uruguay y con ellas fundaron la primera estancia de Yapeyú en esta Banda.
Fácil es deducir la importancia ganadera de las estancias de Yapeyú para esa reducción como para los demás pueblos misioneros.
Todos estos datos los juzgamos sumamente valiosos ,ya que pueden ayudarnos eficazmente en un rastreo en el que nos encintramos aún hoy día con el mismo paisaje, la misma riqueza, el mismo oficio y, con un hombre con muchas tradiciones de aquel entonces. En cuanto al pueblo mismo de Yapeyú, nos aclara el padre Sepp que:
…está consagrada a los Tres Reyes Magos, los patronos alemanes de Colonia…parece que la naturaleza hubiera creado con toda intención el lugar de Yapeyú para vivienda de los hombres.
De esta reducción dice el Padre Furlong:
En las reducciones guaraníticas hubo un jesuita español, desgraciadamente ignoramos su nombre, quien de tal suerte disciplinó sus néofitos en la música, en el canto y en el baile, que así Loreto como San Ignacio Guazú dejaron de ser como hasta mediados del siglo XVII, los principales centros filarmónicos, y cupo esa gloria al pueblo de Yapeyú
Yapeyú no solo llegó a ser un gran emporio musical, por la escuela musical que allí se fundó y a la que acudían hasta de las ciudades españolas, sino también por haber llegado a ser el gran taller de toda clase de instrumentos musicales, órganos, arpas, violines, trompas, cornetas, chirimías y toda clase de instrumentos músicos eran allí fabricados con singular destreza y exportados a las reducciones de indígenas y a las ciudades españolas.
Y el mismo padre Antonio Sepp, que llegó a Yapeyú en el año 1691, nos cuenta con detalles:
Para ser más preciso, había fundado en mi pueblo de los Tres reyes magos, Yapeyú, una escuela de música y enseñado con gran empeño durante tres años, no solamente a mis indios, sino también a los de otros pueblos. ME LOS ENVIABANHASTA DE LAS MAS REMOTAS REDUCCIONBES PARA QUE LOS INSTRUYERA NO SOLO EN EL CANTO SINO TAMBIEN EN LA MUSICA INSTRUMENTAL LES ENSEÑABA A TOCAR EL ORGASNO, EL ARPA, ( LA DE DOS COROS DE CUERDAS), LA TIORBA, LA GUITARRA, EL VIOLIN, LA CHIRIMA, Y LA TROMPETA. Es más los he familiarizado con el dulce salterio, que no solo aprendieron a tocarlo sino al final también a construirlo como también otros instrumentos. En varias reducciones existen hoy en día, maestros indios que saben hacer de la vibrante madera de cedro in arpa de David, clavicordios, chirimas, fagotes y flautas. MIS HERREROS HAN APRTENDFIDO A FABRICAR LOS TALADROS QUE SE NECESITAN PARA HACER LAS ABERTURAS ACUSTICAS DE LOS INSTRUMENTOS DE VIENTO.
Lo cierto es que el P. Sepp al llegar a Yapeyú en 16891, se encuentra con los indios que ya son cristianos en la tercera generación. Esto significa que tanto la fe como en las artes, tiene una pasta humana ya bien preparada. Basta con tener presente el recibimiento que le hicieron el día que llegó con sus compañeros a Yapeyú.
La música,la danza y el canto, que formaban parte de la liturgia medieval en Europa fueron aprovechados al máximo por los Misioneros como medio práctico de formación integral de sus catequizados. Y se puede decir, aunque más no fuera en ese aspecto lograron una extraordinario ensamble de dos culturas en las que utilizaban estos tres elementos con sentido religioso.
Sobre esta base trabajó Sepp . El mismo nos cuenta como repartía su tiempo en esta noble y ardua tarea.
Por lo visto, una de las principales danzas que se bailó en las ceremonias religiosas, fue la Danza de los Seises, originaria de Toledo y Sevilla y que aún hoy se baila en la Catedral de Sevilla.
Y la gloria de Yapeyú no decayó al ausentarse de ese pueblo el famoso padre Sepp.
Como llegó a ser costumbre, para las grandes celebraciones y festejos bajaban desde Yapeyú a Buenos Aires los músicos, cantores y danzantes indios. En 1729, manifestaba el padre Carlos Cattaneo su admiración por la actuación de estos mismos indígenas que arribaron para festejar la llegada de los misioneros europeos.
Aún después de la expulsión de los padres jesuitas en 1769, seguía siendo Yapeyú un importante centro musical.
Cien años después un testigo es un sacerdote que, a su vez, el mismo enseño danza a los indios. Se trata del padre José Cardiel.
Es admirable, no solo la cantidad, sino también la diversidad de danzas aprendidas por nuestros indios, lo que evidentemente realzaba sus fiestas y celebraciones.
A las claras, se ve la importancia que los padres misioneros le dieron a estas triple realidad de la Música, la Danza y el Canto en la educación del indio.
Autor: Padre Julián Zini