El Pai Julián Zini no tiene dudas, su sentencia da en el blanco, dispara con munición gruesa. Dios es chamamecero. En diálogo distendido, bajo este calor abrazador de Corrientes, el Pai se hizo un tiempo para dejar sus impresiones sobre este presente que vivimos, reflexionando sobre el deceso de nuestro hermanos chamameceros. Además comentó que se quedó “en esta ciudad porque hay muchos hermanos que necesitan la otra parte del cura, me viene muy bien para tener presente este costado tan importante de mi vida”.

Hay un cruce de estrellas que de vez en cuando produce a la vista de todos un eclipse, pues quizás por ahí anden los destinos del universo para que el Paí Julián Zini este en Corrientes, y encima de todos pueda tomarse un tiempo y dialogar con nosotros. Esa es la palabra, dialogar, charlar, escuchar y dejar sus impresiones.

El Pai comentó que estuvo hace uno días atrás en Reconquista, “donde están los jóvenes que se preparan para ser profesores en la escuela EFA. “Se llaman escuelas de alternancia de la familia agrícola, trabajan los padres con los profesores, mientras nuestros músicos estaban en el Luna Park nosotros estábamos en una universidad hablando de su formación. Es una experiencia que hay que valorar la de estos chicos, que pasan 15 días en la escuela y 15 días con su familia. Estar con esa gente es todo un privilegio. Hay mucha vida en sus ojos, en su proyectos, en su quehacer cotidiano”.

“Nosotros estuvimos con Neike Chamigo para dar nuestro aporte desde el arte, porque nos parece significativo estar ahí donde se trabaja la cuestión social y el proyecto educativo nacional”.

Sobre su paso por Corrientes y su visita a los amigos manifestó que se quedó con la gente que “necesita la otra parte del cura que hay en mí”. Tal como lo había manifestado tiempo atrás en su presentación en el casino de la ciudad, Julián Zini fue a visitar al padre de la guitarra litoraleña, Antonio Niz. “Tenía una deuda de verlo a Antonio Niz, darle la extremaunción, bendecir sus manos y su obra”.

Consultado por los decesos recientes de Roberto Galarza y Modesto Barrios, comentó que siempre suceden cuando esta “en la otra punta de la región y a veces no puedo estar donde quisiera”. De su paso por esta ciudad también visitó a Chacho Semhan quien se está recuperando de su estado de salud. “Les dejo mi bendición y un disco para reencontrarse con nuestra música”. “Uno le da salud y el otro le hace llorar, es una forma de no olvidarme el cura que llevo adentro. Siempre es importante nuestro aporte si servir para que nuestros hermanos se encuentren con Jesús en este paso, pues él también pasó por todo esto.

“Creo que no hay que tener miedo de hablar de ciertas cosas. Cuando charlo a menudo me gusta indagar sobre el pasado, el presente y lo que vendrá. En la enfermedad es necesario hablar de todo. No hay que tenerle miedo al sufrimiento. No hay que tenerle miedo a hablar de la muerte, esto forma parte de la vida, a todos nos sirve este paso por el mundo. A veces no le encontramos sentido a esto pero Dios siempre se vale de todas estas cosas, a veces no le encontramos sentido a nuestro sufrimiento y sin embargo estamos siendo canaleta para que el agua le llegue a otra plantita. Dios se vale de nosotros en mi presencia, resignada y esperanzada, que esta crucificada”.

Cambiando de tema, el Paí volvió hablar de los jóvenes como motor de cambio en este mundo. En Reconquista estuvimos con varones y mujeres de 18 a 30 años, veo la vida que tienen ellos. Yo creo. Todo cambio es posible. El tema es si los mayores estamos dispuesto a compartir, estamos en una globalización de mercado, donde todo se compra y se vende, todo es mercadería. La vida no es eso, el que va por ahí termina crucificado.

En todo momento podemos sacar cosas buenas de nuestro corazón que hagan este mundo mucho más lindo. Una Corrientes distinta es posible pero a partir de esta Corrientes que somos hoy, no de otra Corrientes.

La mejor ropa que tiene el alma del litoraleño es el chamamé, es una ropa del alma, cuanto más ropa nos sacamos más nos damos cuenta de que estamos vestido de chamamé, siendo nosotros mismos y que lindo que la juventud sea pura y deje correr esa vitalidad que lleva consigo. Al despedirse nos dejó una versos, que deseamos también compartir con Ustedes.

Si el árbol fue una semilla
Si el río fue un manantial
Si un racimo nuestro vino
Y una espiga nuestro pan
Se puede sumar un poco
Con otro poco y otro más
Y hacer juntos desde abajo
Una nueva realidad
Si sacamos para afuera
Cada cual nuestra verdad
Y la hacemos compañera
De la que esta en los demás
Una chispa y otra chispa
Se hacen llama y llamarada
Fogata que nada ni nadie
Podrá apagar

Entrevista – Silvia Muñoz Velcheff
Redacción – Paulo Ferreyra