Con varios días de anticipación al cumpleaños de los Hermanos Martínez Riera, tuvimos el gusto de dialogar con Blas, quien además de llevar el nombre de su padre, ejecuta la guitarra y es la voz del conjunto Blas Martínez Riera Grupo. Esta innovación en cuanto al nombre que adoptaron para identificarse también hay que sumar su calidad interpretativa, sus nuevas canciones y el rescate de un sonido puro y cuidado.
En nuestro último disco hay un sonido fuerte y exigente, para quienes quieran escuchar chamame lo van a encontrar y a los que están dispuestos a bailar también lo pueden encontrar, manifiestó Blas. Su vos en el teléfono siempre es lenta, sus palabras se despiden muy vigiladas y la emoción es un ave litoraleña que recorre de principio a fin la entrevista.
– Como ha sido tocar durante 12 años junto a tú Padre, Blas Martínez Riera. Tus inicios musicales.Se vienen muchas cosas a la cabeza, más de lo humano que de lo musical. Particularmente de quien te habla y de mi hermano. Quizás mis compañeros vayan más a lo musical, que me enseño y que no me enseño. Nosotros cuando empezamos éramos muy chicos, año 91 o 92, teníamos 10 años. A esa edad no se alcanzan cierta noción de las cosas. Si bien nosotros sabíamos que estábamos haciendo música, el trabajo demandaba responsabilidad y de alguna manera había cierta conciencia de determinadas cosas, y otras que comenzamos a entender después de los 15 o 20 años. Como por ejemplo, cómo es el negocio de la música, que es un director, que papel cumplíamos mi hermano y yo. Acá el dueño del circo era él, no nosotros. A todo eso, nuestro padre tenía la tarea de educarnos como personas normales, como una familia y también en lo musical, en este aspecto el tenía el mismo trato para con nosotros que para los demás integrantes del conjunto, como una disciplina, no porque yo era su hijo iba a llegar tarde a los ensayos. Si ensayamos a tal hora a esa hora tenía que estar. Muchas cosas, viendo sus frutos, las vi con mayor claridad después de que él falleció. La vida se encarga de ir mostrándote esto es así o esto es asa, lo mismo que lo pasó el, cuando tocaba con Montiel y no entendía cosas de las que pasaban a su alrededor. Después con los años había cosas que el no se apresuraba en manifestarnos, el me decía ya lo vas a entender. Todo a su momento.
– Percibís que el concepto de la música o del chamame va trocando.En primer lugar creo que los que hacemos música lo hacemos para la gente, no para los músicos. Porque a veces si vos te pones a escuchas las cosas que te dicen terminas haciendo más caso a los colegas que a la gente, que es a quien tenés que escuchar. Fijate que es lo que a la gente le gusta o que perspectiva musical vos querés darle a la gente, no a tu colega. Obviamente que tengo colegas amigos con quienes nos podemos sentar a charlar o discernir. Pero para nosotros a la hora de tocar chamame es una responsabilidad muy grande. A veces noto que la gente se sorprende como nos tomamos la cosa, la forma en que encaramos la música. Tampoco es que nosotros queremos darle al chamame mucha cosas ceremoniosa, pero no alentamos a la gente a cantar o aplaudir, eso no lo hacíamos y no lo vamos hacer ahora. Una de las cosas más importantes es poder romper las barreras que se presentan, algo que Blas nos inculcó. Acá en Buenos Aires hay público para todo, en un mismo matrimonio puede haber gustos distintos, uno puede querer ver a Rudi y Nini Flores y otro quiere ir a bailar con el conjunto Ivotí en una bailanta. Pero para ellos todo sigue siendo chamame.
– Entonces cuál es la definición que la gente tiene de la música. A cambiado algo desde la época de Montiel con tú padre a nuestros días.A veces hay cambio y al mismo tiempo no. Creo que el cambio pasa más porque estamos en otro época, se vive de otra manera. Más que nada el folclorista, lo digo así, ni siquiera digo el chamamecero, el folclorista en general, tiende a no dar el paso que hay que dar hacia delante. Mi padre incluso ha tenido que luchar contra sus propios límites. No me voy a quedar, voy a ver como puedo dar otro paso hacia delante. El me ha contado en su momento que Piero lo había invitado a tocar en obras, y yo le digo vos sabes donde tocaste, tuviste la oportunidad de cantar un tema en un lugar tan público con un tipo que le cantaba a la dictadura, año 82-83. El como tantos otros músicos. El me dice que no se dio cuenta. Por ahí pasa la clava de la música, en animarse siempre a dar un paso más adelante.
- Cómo viven o sienten el hecho de no tocar en el festival del chamame aquí en Corrientes y sí hacerlo en Mburucuya.En principio no es que no me interesaría tocar en el festival del chamame de Corrientes. Desde el primer momento de que nos propusimos establecer contacto con los organizadores del festival nos dimos cuenta de la burocracia que hay en el medio, después aparecieron cierta cantidad de gente que se metía en el medio. “No deja que yo voy a hablar con fulano o mengano y vamos a arreglar”. Entonces ya el año pasado no levantamos el teléfono para preguntar. En todo esto, nosotros llamamos de una agencia, más legal como siempre trabajamos. En Mburucuya siempre nos reciben muy bien, el apoyo de la gente es incondicional. También tuvimos la oportunidad de tocar en otros lugares de la provincia y nos ha ido muy bien. Pero para mi el festival de Mburucuya es uno de los más importantes. Ahí va mucha gente de Buenos Aires, porque aca para esa fecha no queda nadie. Quizás cuando uno esta ahí no lo percibe por que son gente de Corrientes que esta residiendo en Buenos Aires. Pero es toda una revolución, acá ni se abren los bailes por que no queda nadie, pasa lo mismo con la festividad de la Virgen de Itatí, no queda nadie. Los 8 de enero aquí se van todos a Mercedes. Hemos tenido mucho repercusión después de las presentaciones ahí Mburuvucuya, nos abrió las puertas para otros lugares.
– Hablemos del último disco editado este año.Nos costo bastante hacer este disco, en términos de tiempo. Porque tuvimos mucho trabajo y alternar eso con la grabación del disco hace que todo vaya mucho más lento. El retraso de una semana puede pasar dos meses. Como siempre tenemos temas de nuestro padre, traer clásicos de Blas que tienen más de 50 años, que el ya no los tocaba en los últimos años porque presentaba temas más recientes. Hemos desarrollado en el disco una versión de che ruvicha. El disco se llama “Los Blasitos” – cuando arrancamos el grupo ese era nuestro nombre de pila, después fuimos cambiando. Estamos preparando una presentación oficial, primero en el interior y después en capital.
Actualmente integran el conjunto Rodrigo Barraza en Bandoneón; Rubén Ortigoza en Guitarra y voz; Ernesto Martínez Riera en Acordeon, glosas y dirección y Blas Martínez Riera en Guitarra, voz y dirección.
por paulo ferreyra