En la localidad de Mburucuya un mes antes de su fiesta chamamcera todo se trasforma. Hay música por todos lados, en cada rincón de los hogares se enciende un chamame con la misma energía con la que se enciende una vela o un foco, para iluminar el ambiente debajo de la enramada.

Desde su tierra natal, Gualeguay Entre Ríos, llegó Mariela Campodónico. Sus músicos traían consigo una caja enorme, que movían con sumo cuidado; más sus guitarras y un bajo.

“La verdad es que me siento muy feliz de poder estar aquí”, fue lo primero que expresó Campodónico. “Toda la gente de mi grupo también lo está. Es conmovedor estar aquí en la tierra donde ha nacido y donde está la historia viva de esto que vengo haciendo hace años”.

La mirada de esta joven acordeonista se expande y contempla un paisaje de colores y movimiento que no dejan de llamar su atención. “Obviamente que aquí esta toda la historia, y de eso no queda ninguna duda. Máxime viendo todo lo que pasa aquí alrededor de esta fiesta”.

El primer día que ejecuto el acordeón Mariela Campodónico era el sábado, cuando el público colmó las instalaciones del anfiteatro Eustaquio Miño. “El movimiento socio-cultural que genera el chamame es extraordinario, va mucho más allá de todo”, disparó la acordeonista.

"Nosotros estamos muy lejos de todos esto –agregó Campodónico- en el sur de Entre Ríos, en Gualeguay y Victoria. Sin embargo estar acá es estar en el medio del chamame, es respirar chamame. Significa cargar las energías chamameceras”.

Con la misma fuerza que tiene el fuelle de su acordeón, que va generando un sonido diferente entre selva y río, Campodónico suma palabras a su declaración. “El otro día me preguntaban que es muy complicado, por qué entrerriana y chamamecera; y respondo que no se, tampoco me lo pregunto. Pero realmente es muy fuerte”, sentencia con voz cadenciosa y firmeza que no permiten dudas.





Junto a Raúl Barboza

Mariela Campodónico dejó su tierra de Gualeguay para trasladarse a Victoria, ahí comenzó a reforzar sus estudios musicales. “Emprendí la ejecución del acordeón a los siete años, ya he pasado por varios estilos y también he aprendido mucho de todos”.

La felicidad de Campodónico por estar en la Fiesta del Chamame se extiende en la sonrisa eterna, en la calma para soltar cada palabra que se une con la paz de la laguna Limpia. “He tenido la posibilidad de tocar con Raúl Barboza en octubre del año pasado. El me invito en un concierto que dio en la ciudad de Victoria, fue una experiencia realmente extraordinaria”.

“En esa ocasión interpretamos seis o siete temas que fueron bien clásicos. Alguno de ellos fueron Merceditas, kilómetro 11, Tren expreso, Mujer chaqueña, Motivo triste, que es un rasguido doble de Abelardo Dimotta, compositor entrerriano”.

Mariela Campodónico remarcó que su relación con Barboza nació en 1999. “El me escucho aquel año en Paraná, y ahí me convoco a tocar tren expreso junto a él. Ahora que se dio la posibilidad de volver a Entre Ríos, y a Victoria donde actualmente vivo, el supo que estaba ahí y entonces me invito”.

Raúl Barboza en los meses de noviembre y diciembre del último año realizó varios conciertos junto a la Orquesta Sinfónica de la Nación, además de repetir el repertorio con la Sinfónica de Corrientes y también con la Orquesta de la provincia de Entre Ríos.

En esta última provincia, Barboza estuvo en el Teatro 3 de Febrero de Paraná. “El repertorio de Raúl Barboza junto a la Orquesta Sinfónica lo vamos a llevar a cada rincón de Entre Ríos. Realmente fue una muy buena noticia, poder continuar en mi provincia con la sinfónica un repertorio bien clásico de la música del litoral Argentino”, remarcó Campodónico.

En el recital brindado en Mburucuya acompañaron a la acordeonista, Leonardo García en bajo, Alberto Brasesco y Conrado Zapata en guitarra. “El hecho de venir aquí significa nutrirse de ganas de seguir trabajando. La grabación del disco esta pendiente aún, con composiciones nuevas que están esperando ver el sol, aunque hay tiempo para todo”, expresó suavemente Mariela Campodónico.


por paulo ferreyra