En la Gran Fiesta del Chamamé en Corrientes, en el calor de la noche y en medio del público en general, ahí estaba Pablo “Toto” Sehman. Su simpatía, la sonrisa siempre presente y el ava ñeê reflotaba en el aire como la música de la Fiesta. En esta entrevista el poeta desentraña su vida de estos días.
-En el Marco de la XVI Fiesta Nacional del Chamamé y II del MERCOSUR, con tantos artistas y público dando vueltas, como se siente el poeta.
En este clima tan cálido simplemente se enriquece el alma del poeta. Realmente esta música enriquece mi alma. Siempre digo que sin la música el poeta es nada más que la mitad de lo que es. Puedo decirse más, el poeta esta rengo sin la música. El chamamé es lo que sustenta nuestra emoción, principalmente la mía.
-En el ciclo de homenajes de “A Puertas Abiertas”, por donde pasaron los más destacados de nuestra música, estuviste presente en casi todas las noches. En cada edición se evidenció una comunión muy fina entre los diferentes artistas y tu vida de poeta.
-Este ciclo ha sido muy importante y le ha hecho muy bien a la música. Hay una simbiosis total entre los músicos que fueron homenajeados y mi vida. En cada encuentro comento que me siento chamamecero desde que me dí cuenta. Este regalo de la reunión de amigos es un elemento alimentador. Ahora me gusta ver tanta gente en torno al chamamé. En este ambiente escucho a los jóvenes y a los viejos. Y además, “quien dice que todo esta perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón”, como dice el músico rosarino Fito Páez. El sol sale para todos, aunque no lo veamos el sol siempre esta.
-Cómo influye este abanico de emociones y sentimientos en la creación de un poeta.
Uno siente que la vida cobra un nuevo ímpetu, un nuevo impulso para seguir creando. Todo esto hace que me sienta feliz de estar, por ejemplo, ahora en esta fiesta. La creación es una cosa que viene por ráfagas, pero cuando viene inspira con fuerza. Siempre trato de cantarle al amor en todas sus formas. Del amor surge la vida, sin amor no existiría la vida. En el último disco de las Hermanas Vera, participe con un poeta que ellas pusieron música, el poema se llama “desamor y mentira”, donde hago ésta reflexión.
Amor
como se habla de vos en estos días
como te añoran
cuanto te ponderan
tratan de describir tus mil maneras
y sueñan en volverse tus caricias
yo que de original no tengo nada
y que por vos vine hacer parte de la vida
también te imagine
me supe tuyo
y que puedo aprovecharte todavía.
El profesor Enrique Piñeyro dice que en nuestro pueblo esta lo genuino y ahí esta nuestra identidad. En este sentido el poeta correntino también es guaraní.
El poeta surge del pueblo y es tan guaraní como él. Me considero un guaraní hablante, como muchos en nuestra provincia, que esta en deuda conmigo y con mis ancestros. No sé hablar bien como quisiera, apenas si digo un par de frases que han servido para que pueda enseñar a los que sabían menos que yo. Estuve tres años en la Universidad de Rosario y ahí pude dejar esa huella.
Ahí en Rosario surgió la versión del Himno Nacional Argentino en guaraní.
Es verdad, ahí surgió la versión libre del Himno Nacional, que hoy esta siendo la primicia, mejor dicho la que esta dando vueltas y haciéndose conocer. Ojo, no es que no existía antes, sino que conmigo quedó registrado. Grabamos con el “Grupo Comuna” de Callo Viale –quien anduvo por España mucho tiempo- y Nélida Argentina Zenón en Rosario, ahí intervine más que nada con la versión. En el mes de diciembre se realizó un acto de maestros rurales, en el salón de actos del Hogar Escuela, donde asistieron alrededor de 400 maestros. Ahí con el acompañamiento de Martín Rodríguez canté el Himno Nacional, esta versión será grabada y recorrerá todas las escuelas de nuestra provincia en este 2006. Ahí pido disculpas, porque creo que es necesario que no se piense que eso lo que hice es verdadero y bueno, simplemente es. A lo mejor estoy enseñando por el error y talvez alguien lo modifique y lo enriquezca. En buena hora si sucede eso. A mi me gusta que el guaraní comience a tener la vigencia y la plenitud que tiene que tener.

por paulo ferreyra