Quien naciera en la tierra de Sauce en 1921, inició sus estudios docentes en estas tierras para después buscar otros horizontes sobre el cálido cemento de Buenos Aires.
Edgar Romero Maciel dejó correr por sus sangre toda la fuerza creativa que había en él, poco a poco sus alas de artistas comenzaron a extenderse.
Como un pulpo que puede tocar muchas cosas a la vez, él artista va ensanchando su vetas en la ejecución del piano, el órgano, la guitarra, todo esto lo va afinando junto al profesor Felipe Boero, extraordinario compositor argentino.
Como lo expresara en algún momento Isaco Abitbol, la tradición y el paisaje de corrientes está dentro de cada hijo de esta tierra. Edgar Romero Maciel dejo fluir en él todo esto y lo potenció para sellar cada composición chamamecera, rasguido doble y valseado.
Acuarela Misionera, Aire de jota, Amo mi tierra, Ava py a py, Camba Poriahu, Cantata de los cuatro siglos, Chamigo, Correntino Camba, Danza del Crisol de Rasas, El hijo del Cosechero, entre tantas otras obras registradas en SADAIC. El profesor Enrique Piñeyro en su libro “EL Chamame” –música tradicional de Corrientes- manifiesta que Romero Maciel ha dejado piezas inolvidables y de gran penetración popular, tal es el caso de su famoso tema Lunita de Taragui y Viejo kaa kati .
Un año antes del deceso de Romero Maciel, la Universidad Nacional del Nordeste le entregó el título de Doctor Honoris Causa, quien lo recibió junto a su amigo Gonzalo “Pocho” Roch. El proyecto había sido presentado por la señora Méndez de Medina Lareu.
Los fundamento de tamaña distinción, invocaban las “trescientas obras registradas en las que descubre e integra las raíces del chamamé de su Corrientes natal con las creaciones del nuevo tiempo musical, sin que los temas pierdan su esencia. El valor de su obra reafirma el origen y la tradición guaranítica, recreando el paisaje del hombre interior y su fe, recorriendo a través de sus canciones la geografía de su pueblo y su historia”.
Como funcionario público, Edgar Romero Maciel también tuvo una destacada labor. Durante 1972 dejo la dirección del Teatro Vera para ejercer la Dirección de Cultura de la Provincia de Corrientes entre 1972 y 1974. Tras abandonar esta cargo, asume en Buenos Aires el cargo de Asistencia al Interior en el Centro Cultural San Martín.
Tras 20 años de abandonar el teatro Vera, vuelve a Corrientes para asumir como Director de Cultura de la Provincia, bajo la intervención federal que cubría el territorio correntino en los primeros años de la década del 90.
Desde muy joven fue fundador del Teatro Vocacional de estas tierras. Realizó exposiciones de pintura en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba y en la Casa de Corrientes en Buenos Aires. Entre los años 1970, 1980 y comienzos de 1990 compone y presenta: Hacia las raíces (concierto escénico); Te damos gracias, Señor –misa correntina–; Cantata de los cuatro siglos; Cantata para José Francisco; Amanece mi pueblo; Canciones para niños.
El 31 de marzo de 2002, Edgar Romero Maciel pasó a contemplar la luz que no tiene fin. Sus restos fueron velados en el Consejo Deliberante, el mismo escenario que un año antes le había otorgado el título de “Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Corrientes”. A las 11 de la mañana del primero de Abril, la misa de cuerpo presente se realizó en la iglesia San Pantaleón, donde la Orquesta Folklórica de la Provincia interpretó la Misa Correntina. Tras la misa, sus restos fueron inhumados en el panteón de SADAIC en el cementerio San Juan Bautista.
Un Gran InnovadorUna de las plumas más prolíficas que tiene el litoral, Cacho González Vedoya evoca al gran músico Edgar Romero Maciel. Próximos al aniversario de la muerte del músico, Cacho Vedoya manifiesta que recuerda y tiene presente dos facetas. “Por un lado hay que mencionar al músico innovador que fue Romero Maciel. Él le ha dado una faceta diferente a la música. Incorpora el piano al chamame. Ha sido un renovador que a lo largo de toda su obra le ha dado al chamame un perfil diferente”.
Cacho González Vedoya sostiene que la obra de este creador “fue aceptado por toda la comunidad porque él tenía ese don para llegar a cada persona en particular. Con una yunta hasta entonces desconocida para los oídos del litoral, el piano que cantaba un chamame distinto y diferente”. La otra dimención que recuerda el poeta de Corrientes es la posibilidad que ha tenido de “trabajar junto a él algunos temas, laburando en torno a la letra y a la música de cierta cantidad de interpretaciones”. Muchas de esas creaciones sostiene que no han sido grabadas, sin embargo en él están selladas en un recuerdo imborrable, “mi lugar estaba abajo, el siempre estaba arriba, sí, era el maestro”, sentenció Cacho González Vedoya.
por paulo ferreyra
Publicado el 29 de marzo de 2006
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Canciones:
·
Viejo Caa Cati,
· Lunita de Taragüi,
Músicos:
· Edgar Romero Maciel,