Jueves, 21 de Noviembre de 2024
El baile de los Correntinos
Jueves, 25 de agosto de 2011
El baile de los Correntinos




Las orillas de los ríos correntinos, son lugares propicios para comentar sobre las costumbres y tradiciones del taragui, por que ellas conocen las claves de las andanzas de los habitantes de estas tierras. Son testigos de los sufrimientos y alegrias de los pueblos. Sus brisas, ofician de sudario a los sentimientos de sus habitantes. Por eso, la cercanía del majestuoso Paraná, favorece y convoca a las imágenes de la identidad cultural correntina. Desde sus riberas, podemos comentar gozosos como se baila el chamame, gratificándonos con el recuerdo de algunas bailantas, en humildes ranchos, a cielo abierto o bajo alguna enramada.
El chamame, consiguió superar el estigma de bastardía que tiempo atrás le había infligido la gente cate (la alta sociedad). Los poderosos, rechazaban el alegre y bullanguero sapucay, por considerarlo salvaje. Después lo aceptaron y ellos también, ahora emiten gritos similares, aunque no bien logrados.
Bailar el Chamame es lanzar una flecha jubilosa hacia la diversión. El intento se convierte enseguida en placentero desplazamiento corporal, traducido en recompensas de múltiples matices que, a su vez generan inefables momentos de dicha contagiante. Entonces, la danza deviene en una terapia que comunica la mente con el cuerpo y nos libera de las preocupaciones cotidianas.
Al compás del chamame, germinan los afectos más cariñosos. Su cadencia, acuña y pulsa los sencillos y puros sentimientos de la comunidad, en un suave vaivén que va puliendo los motivos del amor. Sus giros, impulsos y movimientos, son alentados por el ritmo de su música, en armonía con el fluir de la sangre y convoca al correntino a desplegar en su pecho, un poema ligado a su corazón.
Alentémonos a nosotros mismos y contagiemos ese entusiasmo a los demás, para sostener con vigor el pegadizo compás cadencioso y romántico, del Chamame que, junto con el balseado y el chotis, al parecer, ha sido creado especialmente para tejer el idilio amoroso.
Para bailar el chamame, las parejas se toman de las manos, los cuerpos se acercan, se ponen en contacto, se abrazan y nace el romance. En sus vaivenes, cada cual tiene particularidad o un matiz en sus poses y maneras de moverse. Conforme a esos movimientos, a las formas de girar, avanzar o retroceder, se inventan diversos apelativos que se corresponden a esos rasgos. Hay quienes bailan lentamente, otros con más énfasis o animación. Por supuesto, también depende del gusto del bailarín y de la pieza ejecutada.
Pero, lo anecdótico y folclórico es que, en un ambiente cordial y de entusiasmo, el modo correntino ha inventado simpáticos motes a esas maneras de bailar:
• El llamado Jeroky popo, se avanza punteando los pasos, semejantes al vals, parecidos a pequeños saltos.
• El jeroky sirirí, se deslizan los pies sobre el piso, con humilde embeleso.
• En el kesu Ñemboguejy, se adopta la pose de quien baja algo del cañaveral o sobrado.
• En el jeroky torote, ambos se amacan de un costado a otro acunandose.
Y otros
Por lo ultimo cuando el entusiasmo inunda la bailanta, comienza el zapateos.
El caballero toma una mano de su dama , la alza en lo alto y ella gira sola con toda su donaire . es un hermosa coreografia en el que el galan luce su gallardia . Entonces, se instala un jubilo festivo . Estallan los aplausos y los sapakai. Zapatear es la forma rotunda por la cual el correntino confirma su arraigo al suelo patrio. Es la expresión simbólica simbólica de gritar su pertenecía y al amor terruño, alardeando su entereza de la fidelidad y firme enlace a su geografía.
Cuando se baila chámame, se siente la distinción de la correntinidad por que se trata de una sinfonía que armoniza con esta tierra, su ambiente y la manera de ser sus habitantes.
Las costumbres y tradiciones son los escudos que nos obligan. Nos hacen solidarios y afirman nuestra identidad. Son los paradigmas y modelos del taragui eteva, el verdadero correntino. El chamame, música, canto y baile es una expresión poética de exquisita sensibilidad .en el dos guitarras los acordeones, los cantores y los bailarines, se reencuentran y se hermanan, para exteriorizar los sentimientos nativos, es habitual que sean coronados con la explosión de un largo sapukai, el caracu de la correntinidad.
Por lo tanto, hagamos lo posible por no mal lograr este hermoso legado de la identidad cultural.

Prof. Gírala Yampey



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