Hoy desde los más recónditos lugares de la tierra, el chamamé surge y quien lo conoce no puede dejar de gustar de él, pero es dentro de nuestros corazones correntinos, donde vive y se aferra más fuertemente, donde crece, se multiplica, se modifica, se mixtura, se afianza, se vuelve nuevo, reverdece pero jamás, jamás pierde su esencia, su raíz, sin ella, ya no sería lo mismo, no sería chamamé, no sería nuestro.
Qué homenaje mejor podríamos brindarle a aquellos legendarios cultores? los que desandaron caminos difíciles luchando contra falsos orígenes, falsos ritmos, una época de luces y otra de sombras...solo ellos saben, nosotros no podemos más que recordar, investigar, conocer a aquellos grandes , los ritmos alegres de un Tarragó Ros, la intensidad de esas composiciones Montieleras, la estirpe inigualable de Cocomarola, la dulzura esencial y decidida de Isaco Abitbol, la guitarra pionera de Chamorro, el “alma guaraní” de Damasio Esquivel, las pequeñas –grandes historias de Mario Millán Medina, los paisajes y sentidos relatos de Pocho Roch, los poemas increíbles de un Osvaldo Sosa Cordero inspirado en la vida y tantos otros, que ya sabemos el pecado cometido por olvidar a tantos...
Debajo de una enramada, cualquier siesta, tarde o noche, en algún rincón como Loreto, San Cosme, Mburucuyá, Curuzú, Mercedes, Sauce o Itatí, un chamamé es la mejor compañía, el mayor tributo, si hasta podemos sentir aunque lejos estemos, el aroma del agua pura de los esteros ¡tan nuestros!, los pasos apretados de algún montado rumbo al arreo, o al baile, el viento guaraní que hace volar ponchillos, y el brillo acusador de algún facón, o la mirada incomparable de alguna “guaina” allá en el pago...
Chamamé...hasta tu nombre sabe dulce. Lo saben los que sienten allá en la lejanía tus notas inolvidables, lo saben los que vuelven en el tiempo, cuando te escuchan, lo saben las semillas que esparcidas de juventud retoman cada día el mensaje de estos legendarios y con nuevos bríos hacen vibrar el aire una y otra vez, lo saben los que miran cómo un pueblo entero peregrina hacia todas direcciones llevando fuertemente entre sus avíos, estos sonidos cargados de lo más sagrado: los sonidos de su tierra, del alma, del recuerdo, de los sueños, y las distancias desaparecen...
Chamamé, ves cómo tiemblan esos patios, entre nubes de polvo y risas, entre románticos poemas o soberbias melodías que son orgullo?
Ves como estos jóvenes, que cual bandadas de golondrinas, vienen y van imprimiendo nuevos aires a la misma eterna llama que los motiva?
Ves cómo en cada casa, detrás de un festejo, una reunión, un encuentro, todo es más felíz con tu presencia?
Ves cómo todavía, sos la excusa y el medio perfecto para decir aquello, lo más profundo, lo que desde el alma duele, alegra, o sueña un correntino?
Ves cómo no te hemos olvidado?
Si alguna vez perdiste tu privilegiado espacio, detrás de la vorágine de ritmos, y sonidos que buscaron esconderte, como si fuera malo querer así lo nuestro, hoy estás renovado, vivo, engarzado, saliendo potente e imparable desde cada hogar, cada radio, cada escuela, cada festival en cualquier parte del país , hasta en países vecinos, ya nadie puede negarte ese lugar trascendental donde llegan los que han ganado por calidad, por excelencia, por motivación, por sentimientos, por sinceridad, porque han hecho historia pero por sobre todo porque han sido elegidos, elegidos con el corazón y con la delicadeza del oído que cuando susurra las cosas que son de nuestra tierra, nuestra raza, no hay nada que se pueda hacer: estás allí, en el trono que te hemos dado, en la gloria de ayer, de hoy y de mañana, en el amor que con furor profesamos por nuestras raíces, que regadas generosamente con sangre sudor y lágrimas, los correntinos sembramos y hoy en el verde brillante de nuestros hijos, vemos florecer más que nunca, tu nombre: Chamamé!
Silvia Alicia Muñoz Velcheff
Clara Liliana González
Homenaje a todos nuestros chamameceros,
En el Día del Chamamé
www.corrienteschamame.com