Domingo, 24 de Noviembre de 2024
PREMIO GARDEL 2023
Viernes, 19 de mayo de 2023
María Elena Sosa: "Hoy el chamamé tiene perfume de mujer"
La cantante levantó un Premio Gardel en las distinciones anuales a la producción discográfica. También se llevaron la estatuilla: Fito Páez (álbum conceptual) y León Gieco (álbum canción de autor)
“No me para de sonar el celular, no estaba acostumbrada a esto, todavía no pude ni disfrutar el premio”. La que habla es María Elena Sosa, quien ganó el lunes pasado el Premio Gardel.

“Soy la única ganadora de acá que vivo acá”. “María Elena Sosa, 40 años” ganó en la terna mejor álbum de chamamé por un disco litoraleño elegante, muy bien producido por Gerardo Bautista, quien no sólo es su hijo sino es quien “se apoderó del Gardel y no me lo quiere traer”, dijo entre risas.

  Los premios a la producción discográfica que entrega anualmente Capif se entregaron en una impactante ceremnoia en el Movistar Arena, en donde se coronó Trueno con el Gardel de Oro, mientras que, por Santa Fe, además de María Elena Sosa, levantaron la estatuilla el rosquinense León Gieco en mejor álbum canción de autor por “El hombrecito del mar” y el rosarino Fito Páez en la categoría mejor álbum conceptual por “Futurología Arlt”.

En diálogo con La Capital, la cantante y compositora local dijo que llegó a este premio porque se la pasó “golpeando puertas” toda la vida por la música del Litoral, criticó a la actitud “machista” que tenían antes en los festivales de chamamé y se alegró porque hoy “todo cambió” y el chamamé tiene “perfume de mujer”.



  —¿Nunca te habían nominado a los Gardel?

  —No, nunca me habían nominado, sí para los viejos Premios Clarín y tengo un montón de otros premios. Pero esta es la primera vez que me nominan a un Gardel, fue la primera y el que pega primero pega dos veces (risas).

  —Además de ser un disco bien producido por Gerardo tiene joyitas del chamamé con invitados de lujo como Antonio Tarragó Ros, Teresa Parodi, Jorge Rojas y Facundo Toro. ¿Eso traccionó para ganar el premio?



  —Sí, no cabe duda que se tomaron en cuenta un montón de cosas. Mirá, cuando me lo entregaron en el Vorterix de Buenos Aires (N de la R: es una ceremonia paralela porque por problemas de televisación no entran todas las ternas en la transmisión), y dijeron “la ganadora es María Elena Sosa, 40 años de trayectoria”, eso vale, y también, no es porque lo haya hecho mi hijo, pero la producción de Gerardo tiene mucho que ver, está muy lejos de todos mis otros discos. Tanto yo, como el Vichy (pareja y manager) escuchamos a muchos periodistas y jurados que resaltaban el tema de la producción, que fue hecha además en medio de la pandemia, no sé de donde saqué fuerzas en ese momento.

  —¿Hay algún tema en particular que resaltás en el disco justamente por la producción que tiene?

  —Sí, fijate que la producción más simple es el tema “Añoranzas”, de Cocomarola, en el que participa Jorge Rojas. Porque con su voz, la mía y el gusto que tuvo Gerardo para arreglar ese tema hizo que quedará hermoso. A veces no hace falta algo tan pomposo, sino que se adecue a lo que requiere la canción.

Sosa y su hijo Gerardo Bautista, el productor del disco ganador del Gardel por mejor álbum de chamamé.
Sosa y su hijo Gerardo Bautista, el productor del disco ganador del Gardel por mejor álbum de chamamé.

  —Hay una nota que te hicieron en La Capital, hace diez años cuando cantaste en el Monumento, en la que decías “basta de defender la música del Litoral, yo quiero estar del lado de los que atacan”.

  —Mirá, esa nota fue en 2013 y todavía me la recuerdan porque tuvo mucho impacto esa frase. Pero lo sostengo, claro. ¿Qué defensa, hasta cuándo vamos a estar defendiendo? Nosotros tenemos que atacar con nuestra música porque somos ricos en música. Y la verdad es que esto lo estoy disfrutando mucho, todavía lo estoy saboreando. Yo este disco no lo hice para ganar el Premio Gardel, todo esto arrancó cuando empezamos a abrir el baúl de los recuerdos y tocamos en el teatro El Círculo.

Tengo recuerdos con Los Alonsitos cuando recién arrancaban, con Kike Teruel, cuando hicimos un recital juntos en Casilda y nos fuimos a comer un asado después; conozco a Jorge Rojas desde que era un pibe que arrancaba en Los Nocheros. Hace poco vi al Chaqueño Palavecino en “Morfi” y me hizo mal verlo con ciertas reacciones (N de la R: el músico se enojó con la producción del programa de Telefe al aire el domingo pasado porque lo dejaron cantar pocos temas) porque yo no lo conozco así a él, lo conozco al Chaqueño que venía a buscar las facturas a la panadería de mi casa, o el Chaqueño compañero de tomar vino y comer asado.

  —Solo tres artistas de la provincia de Santa Fe ganaron el Gardel y los otros dos son Fito y León...

  —Sí, pero soy la única rosarina, y con una particularidad: Fito es rosarino, pero no vive acá, en cambio yo sí. Vivo acá y la remo en Rosario todos los días.

  —¿Es también el premio a la constancia por tocar un género como el chamamé toda la vida y creer en lo que estabas haciendo más allá de las dificultades a lo largo de los años?

  —Es eso y también esa sensación que...mirá...¿viste cuando tenés una mamá viejita y está enferma? Bueno, vos tenés muchos hermanos pero siempre hay uno que corre y te hacés a tu cabeza que preferís ser hijo único y renegar solo en vez de reclamarle atención a los otros. Bueno, esto es lo mismo. Yo hace desde el año 82 que voy peleándola y golpeando puertas por la música del Litoral, desde la época en que en el diario estaba todavía Barreiros (Héctor, ex jefe de Espectáculos y actor, fallecido en 2011) que fui Revelación de Cosquín y él fue el primero que sacó la nota. Y después seguí golpeando puertas por la música del Litoral en Cosquín, en Villa María, en La Rioja. Y encima me costaba que me convoquen a los festivales de chamamé.

  —¿Por qué motivo?

  —¿Por qué motivo? Te cuento: porque eran muy machistas. Y destacá esto, no solamente se recuperó el cupo femenino en los festivales, sino que hubo una terna de mujeres exclusivamente en los Premios Gardel. Fuimos tres: Patricia Gómez, Guillermina Beccar y yo. Y te cuento un ejemplo de lo que pasaba antes, en donde lo que pasó es más que de machirulos, nunca una mujer. En el Festival Federal había 20 mil personas por noche, ¡20 mil!, viernes, sábado y domingo, entonces si iba María Ofelia no iba María Elena, si iba yo no iba ella, y si iba Teresa (Parodi) no iba Ramona (Galarza), una sola, y así, era el 95, 96 por ahí. Por suerte cambió, el chamamé cambió.

  —¿Y para dónde fue el cambio?

  —Para el mundo, cambió para el mundo. Hay nuevos autores, nuevos compositores, hay canciones que no solamente hablan de la guainita y la tranquera, acá en la ciudad no existen la guainita y la tranquera. Yo no soy Teresa, no soy María Ofelia que le habla a Misiones, yo soy María Elena Sosa, que le habla al río, a la injusticia social, a los trabajadores, al amor. Hoy los jóvenes componen cosas maravillosas y respetando la esencia del chamamé. Esto fue un cambio de aire al género, totalmente, hoy el chamamé tiene perfume de mujer.



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