Chamame
Jueves, 3 de septiembre de 2020
Catalino Veron, el cantor de la gente
El ídolo chaqueño sigue vigente con la música del litoral. Hoy dejamos estas líneas en su homenaje. Felicidades maestro.
Este guitarrista, autor y compositor tal vez no se da cuenta del valor que tiene su nombre en la historia del chamame. Dueño de una extensa y poca reconocida trayectoria “Cata” ha recorrido los caminos de la música desde sus primeros años de la adolescencia. A los 17 años integró la agrupación “Los Chaqueñitos” dirigida por Crescencio Lezcano grabando varias obras en el sello Odeón.
Antes de volcarse definitivamente al chamame ya estaba apostando en el folklore con “Las Voces del Chaco” junto a Arístides Servín, Juan García e Ireneo Ramírez. Interpretando obras de autoría y representando a su provincia en Cosquín en el año 1966, codeándose con artistas como Los Huanca Hua, María Helena, y Antonio Torno. Ocupó está plaza por un espacio de seis meses hasta que el chamamé le tenía una oferta importante.
Su recordada actuación al lado de Simón de Jesús Palacios lo catapultó a la fama, grabando siete Lps para el sello Odeón en el renovado “Conjunto Verón Palacios”. Durante ese camino, desde 1966 hasta 1973, proporcionó títulos que le pertenecen en letra y música como “Viejita Cabellos Blancos”, “Noche De Paz”, y “Corrientes Y El Paraná”, siendo uno de los pocos autores chaqueños en cantar a la ciudad capital. Además colaboró con sus compañeros de conjunto, con otros títulos como “Háblame Con Idioma de Besos”, “Amor Inevitable”, “Tanto Que Nos Quisimos” entre tantos otros.
En 1974 se une al acordeonista Brígido González en el que entran al sello CBS para grabar cuatro discos Lps. El primero en colaboración con Alfredo Lallana en bandoneón trae éxitos como “Paraje Antequera” y “El Duende Picaflor” que resultó ser la carta el adn autoral del cantautor chaqueño, convirtiéndose en un éxito que el público aclamaba ya que se identificaba con el duende que se manifestaba por aquellos lugares. A mediados de 1974 ingresa Egidio Martínez en bandoneón dando un giro de 360 grados musicalmente, registrando discos descollantes como “Tranquera De La Amistad”,“Grabando”, y “Sobremesa Correntina”. A partir de 1976 Catalino Verón se alejó de la actividad artística.
Por un espacio de siete años dedicó sus manos a la construcción y a realizar trabajos de carpintería hasta que en 1980, en un pequeño paréntesis, Alfredo García le solicita realizar una nueva grabación con el acordeonista Brígido González que se terminó publicando en1986. Por un error de impresión el Lp se denominó “Sonidos de Mi Infancia” pero ese no era el resultado que buscaba Catalino a la hora de interpretar su obra, ya que en la letra de la canción habla sobre fantasmas de un tiempo añorado titulándose “Sonidos de infancia”.
En referencia a su cuna de origen, siempre se dice que en nacido en Barranqueras, pero lo cierto es que nació en Puerto Vilelas el 3 de septiembre de 1939, pese a esos 2 kilometros de distancia los dos pueblitos se disputan su pago natal. Más tarde se radicó en Makallé, para luego vivir finalmente en Barranqueras, donde está radicado actualmente.
En 1987 vuelve con Simón de Jesús Palacios para volver a registrar un disco para la RCA Víctor, titulado “Adiós Sin Rencor”. A partir de los años `90 se radica en la zona de González Catán, Buenos Aires forma su propia agrupación, grabando sus discos para el sello “El Zorzal” entre los que podemos destacar “Vendaval”, “Como Las Aves” ,“ Mi Guitarra Negra”, “Camino Largo”, “Hombre Rural” y “No Juegues Con Fuego” para el sello Independencia. Podemos nombrar a sus compañeros de escenario como Héctor Castro , Raúl Blanco, Los Hermanos Mansilla, Cristian Mansilla y Pedrito Ferreyra.
La temática de obras de Catalino Verón abarca desde poemas de amor como “Comprende Que te Quiero”, “La Dicha Que Ambicioné”, “Mucho Tiempo Te Esperé”, y títulos en referencia al trabajo rural como “Cuero Curtido”, “Al Fuerte Hachero” y “Alma de Floresta” sirviendo como inspiración su tío Eleuterio Barría, padre de 15 hijas y un varón. “Viejita Cabellos Blancos” dedicados a su madre Roberta Meza, oriunda de Villa Guillermina, Santa Fe, “Gigante Sin Galardón” dedicadas al Doctor René Favaloro y algunas que evocan un tiempo añorado como “Horizonte y Sol”, “Mojón de Adiós”, “Fragancia de Aromito”, y la obra dedicada a su fiel compañera “Mi Guitarra Negra” que le ha brindado tantas satisfacciones en los últimos años.
Catalino Ramón Verón, es sinónimo de hombre chaqueño, con sus raíces profundas y fértiles sigue adelante difundiendo e interpretando el chamamé.
Por Guido Rodriguez