Décimo aniversario de su adiós
Viernes, 31 de julio de 2020
Constante Aguer, el letrista de Kilómetro 11
Diez años pasaron del fallecimiento del poeta que compuso la letra a una obra tan representativa del chamame como "Kilometro 11"
En la historia del pentagrama correntino quedan los nombres de aquellos que forjaron un camino y que hoy permanecen vigentes. La obra “Kilometro 11” es una de las más representativas del litoral argentino, sin saber que la letra la escribió un porteño.
Roberto Gutiérrez Miglio en su libro “Tránsito Cocomarola, el Taita del Chamamé” comenta que Constante Aguer y Tránsito Cocomarola se conocieron en la casa de Antonio Gianantonio, en el barrio de Congreso, mientras el bandoneonista tomaba lecciones de música y el joven cantor se instruía en solfeo. La sociedad autoral quedó registrada con las obras “Belleza Correntina” y “Kilómetro 11” grabadas por el Trío Cocomarola el 13 de septiembre de 1946 con las voces de José Cejas y Juan Alberto Ledesma para el sello Odeón. Además con el “Taita” registró otras obras como “Arrepentido”, “El Kanguí” (El Triste), “Las Tres Marías” que tiene una versión jocosa con la misma melodía titulada como “La Corte Colí”, “Media Hora de Suerte” también conocido como “El Albardón”.
En una entrevista en 1992 aportó más datos: “En 1942 Cocomarola me acerca una música y me dice “se llama kilómetro 11, ponele una letra” a lo cual el porteño se imagina un romance, desconociendo el verdadero motivo del título. La letra originaria era completamente en guaraní, pero los discos de pasta tenían que durar tres minutos y no alcanzaba, entonces decidí hacer una traducción. La obra hace una mención a un paraje, camino a San Cosme, de la cual Tránsito Cocomarola tiene un desperfecto mecánico con su vehículo mientras viajaba con sus músicos.
En el 2005 recibió en su casa a la periodista Moni Munilla, allí Constante Aguer comentó: “Hace unos años fui con Rutti (su esposa) a un casamiento en París, Francia, como los músicos tenían un par de instrumentos, marqué el ritmo del 3x4 en LA Mayor y al momento todos estaban cantando y bailando Kilómetro 11”. En la comodidad de su hogar tenía un prolijo archivo dsicográfico y una biblioteca riquísima que ha enumerado y compaginado. Estuvo en Corrientes varias veces y en el año 2005 el Rotary Club Río Paraná lo distinguió por su trayectoria artística.
En el mes de agosto del 2009, la Cámara de Diputados de la Nación distinguió a un grupo de notables, entre ellos a Constante José Aguer. Fue una huella más para el hombre que muy joven respondió a un designio del destino y escribió la historia de amor que en cualquier idioma se canta, se baila, se vive y se siente: “Kilómetro 11”.
Pero el autor. mantuvo a lo largo de su vida un estudio profundo del chamamé y también del guaraní. En 1938 comenzó a grabar sus discos, recibiendo un premio municipal como cantor guaraní. En su libro “Memorias de una pasión” comenta sus andanzas con pioneros del género, además de la música guaraní en Buenos Aires, mencionando cantores y poetas. Constante Aguer a lo largo de su vida ha redactado varios como “Mis Cantares al Taragüi”, “Cuentas Disperas”, “La Biblia en la Selva Guaraní”, “Cuentos y no cuentos” traducido al francés, “Mi Cantar Chamamecero” con una completa biografía de los temas de su autoría, por citar algunos.
A lo largo de los años condujo programas radiales como “Taragüi Coé” (Amanecer Correntino) y “Chamamé Rapere” (Por los caminos del chamamé). Recibió innumerables distinciones y reconocimientos como “Coronación del Chamamé”, “Premio Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Buenos Aires año 1984”, además de visitar países como Chile, Paraguay y Australia radicándose por un espacio de cuatro meses, recorriendo colegios y universidades.
Constante José Aguer nació el 6 de abril de 1918, en el barrio porteño de Mataderos, hijo de vascos franceses. A pesar de que su padre hablaba francés,vasco y bearnés, nunca le interesó aprender esos idiomas. Un tío suyo siendo diez años mayor marcó una influencia para siempre. Una parte de su familia era casi aborigen, radicada en Bella Vista, Corrientes. Es allí cuando comienza a escuchar historias, enamorándose del idioma guaraní. El 31 de julio de 2010 su vida se apagó a la edad de 92 años. Su muerte causó un profundo dolor para el mundo del chamamé que lo recordará en cada interpretación del himno de Corrientes: Kilómetro 11.
Por Guido Rodríguez