Esta es la historia de Blanquita. Una mujer nacida en Naranjito, recóndito pedazo de suelo argentino en el noreste de la provincia de Misiones.
Se podría decir también que esta es la historia de Blanquita y de Duribal, el hombre que la enamoró por primera vez …el que le pidió la mano a doña Ubaldina Albes y a don Cirilo Cardozo, “argenguayos paratinos” llegados de Villa Rica, comarca de arpistas y cantores …de inmigrantes viniendo y encontrando en nuestro bendito país su tierra de esperanza y promisión. (Gracias, Cary Macena, por compartir esta historia con nosotros!)
De ropa contra la piedra mojada al vaivén del jabón amarillo; de tajamar esmerado y angular …aguas abajo robadas al brazo del Paraná. De atardeceres de soles rajantes y chicharras estoicas; de gorriones de polvareda y picaflores de irupé: eran para Blanquita las jornadas sacrificadas pero felices de los primeros tiempos del matrimonio; las jornadas en donde ella hacía al mismo tiempo de cocinera, médica y maestra; las jornadas casi anochecidas esperando por Duribal volviendo del trabajo; las jornadas, una de todas: …para contarle con lágrimas en los ojos, bajo los prístinos olores y los sones montaraces de un ocaso de tierra roja …la llegada de Aníbal, el primer hijo varón.
Con la honestidad como bandera y el culto al trabajo arraigado en el corazón, Duribal logró ingresar como ordenanza al Banco Provincia de Misiones, lo que motivó el traslado de la familia a la ciudad de Posadas. Allí, en la querida casa materna de la legendaria avenida Mitre, casi frente al “mástil” y a la “parada”, la máquina de coser se transformó para Blanquita en su gran compañera de horas largas y amanecidas interminables; forjando en amalgama de férrea voluntad y devoción por la vida, a una formidable modista autodidacta, que no solamente cosía “para afuera” si no que también ya era la famosa Tía Blanquita, abasteciendo a cuanto pariente anduviera cerca, con hijos con destino de recepción estudiantil o casamiento inminente.
Miriam y Mario agrandando la familia, más el ingreso de Blanquita a la Dirección General de Rentas de la Provincia, hicieron de aquel inolvidable primer beso y de aquel sagrado juramento del amor eterno: una vida de mutua fidelidad y de inmenso sacrificio, una vida sostenida a horcones indestructibles por la dulce ternura de Duribal …y por las manos de una mujer embelleciendo absolutamente todo lo que tocaba a su paso: desde aquella casita modesta en el recordado paraje Naranjito, a la primera casa propia en la calle Juan Queirel, chacra 47, del legendario barrio Rocamora de Posadas.
“Es un fibroma, dijo el doctor Jorge. Un fibroma en la pared muscular del útero, agregó. Por eso tanto sangrado, señora, y por eso los dolores y esa sensación de pesadez que viene sintiendo. Si bien, agregó para terminar con el diagnóstico, no es canceroso, no deja de ser un tumor al que hay que extirpar mediante una operación bastante urgente.
Sin posibilidad de ecografía ni biopsia de endometrio, Blanquita pasó por la operación más peligrosa de su vida hasta ese momento. Y si bien se repuso rápido –fortaleza no le faltaba- la frase: NO PUEDE VOLVER A EMBARAZARSE le taladró la cabeza y el alma durante mucho tiempo. Porque, señora, un nuevo embarazo hará peligrar su vida… y el bebé tendrá muy pocas posibilidades de nacer. Y aparte, señora, usted ya tiene tres hijos.
Pero a los pocos años, el vientre de Blanquita y los síntomas ya conocidos hicieron de la noticia una tormenta de familia, en donde Duribal se abrazaba a la advertencia médica y la abuela Ubaldina miraba para el piso, esquivando los ojos pedigüeños de su hija, que imploraban su consentimiento y su complicidad.
Se lo advertí, señora –le dijo en tono grave el doctor Jorge-. Ahora deberá abortar y seguramente voy a tener que vaciarla. Yo espero, agregó el reconocido médico, que con el consentimiento suyo y de su esposo, yo pueda realizar la operación cuanto antes.
Pero Blanquita, obedeciendo a su instinto maternal, ofreciendo su vida a su hijo por venir y entregándole su destino a Dios: se peleó con su marido; maltrató de palabra a Duribal, que sólo seguía la ruta de las advertencias médicas y del peligro de muerte para el ser que más amaba; y contradijo la opinión de su madre que solamente atinó a abrazarla y a llorar.
Y nunca más visitó por aquellos meses al doctor Jorge, al que supo esquivar siempre, cuando alguna caminata por la plaza 9 de Julio o por algunas de las calles de la ciudad los ponía frente a frente.
Pero su cuarto hijo asomando a la vida, a contraviento y marea de todos los diagnósticos, no obstante las advertencias médicas y los pronósticos de casi todos los parientes, hicieron de aquella esperanzada locura de Blanquita: un varoncito hecho y derecho que mezclaba lágrimas con quien le había regalado la gran esperanza de la vida. Un varoncito de más de tres kilos; un varoncito que no obstante los problemas respiratorios en sus primeros días de recién nacido; no obstante las convulsiones a repetición en los primeros años de su vida; no obstante sus dos episodios de amnesia temporal, a los 12 y a los 17 años: se transformó en un hombre que construyó su vida con normalidad. Un hombre que estudió y se recibió, un hombre que trabajó, se enamoró y se casó; un hombre que ya le regaló dos nietos a Blanquita y Duribal.
Un hombre que hoy, a 40 años de la valiente decisión de su Madre: la alza en vilo cada vez que la reencuentra …le acaricia dulcemente los cabellos blancos …la vive besuqueando hasta el cansancio …y cuenta su propia historia para Corrientes es Chamamé.
GRACIAS POR HACERME VIVIR, MAMI
TE AMO CON TODA MI ALMA
FELIZ DÍA DE LA MADRE ¡¡¡¡¡
ORACIÓN DE GRACIAS
Gracias por dar la noticia
que anuncia el latido nuevo,
por la emoción de tus ojos,
por el abrazo y los besos.
Gracias por la gestación
de nuestro más dulce sueño
cuando echamos la semilla
soñando cosechar vuelos.
Gracias por el nido tibio
hecho de útero materno:
el nido de amor más puro
que haya dado el universo.
Gracias por guardar al hijo
entre tu piel y tus huesos,
por ensanchar tu cintura,
por dar los pasos más lentos.
Gracias por los pies hinchados
por soportar en silencio
tantas noches sin dormirte
entre náuseas y mareos.
Gracias por los nueve meses
del niño que está creciendo,
que se anuncia a pataditas
que palpamos con los dedos
Gracias por la valentía
a pesar de tener miedo,
gracias por la fortaleza
camino del nacimiento,
gracias por hacerte Madre
por pujar con tanto esfuerzo
por el nuevo ser humano
que tu vientre está pariendo.
Gracias por los pechos grandes,
gracias por los pechos llenos,
gracias por la leche tibia
que bebe nuestro pequeño.
Si hay un Dios en e
sta tierra
tiene que estar en tu cuerpo,
si hay un milagro posible
ha sido el niño naciendo.
Gracias, mujer, por el parto,
por hacerme padre bueno,
por la vida cotidiana,
por la familia que tengo.
Gracias por soñar, soñando
en este mundo sin sueños,
gracias por creer, creyendo
en este mundo sin credos.
Gracias por el chiquitito
que gatea por el suelo,
GRACIAS AMOR DE MI VIDA,
GRACIAS, MIL GRACIAS, TE QUIERO.
CARY MACENACary Macena
(011) 156 155 5619
tierrachamamecera@gmail.com