Chamamé
Lunes, 7 de agosto de 2017
Nini Flores dejó un enorme legado para seguir soñando con el chamamé
Se conmemora hoy un año de su partida. El acordeonista, bandoneonista y compositor falleció a los 50 años a causa de un paro cardiorrespiratorio. Dejó un camino construido de sonoridades para que los jóvenes músicos puedan seguir soñando.
Es considerado uno de los músicos más importante de la última década del chamamé, no solo por su inmenso aporte musical, sino porque Nini Flores reivindicó de alguna manera a un género ubicándolo en un lugar diferente, donde nadie, ni los propios referentes de esta música, soñaron alguna vez con ello. Se conmemora hoy un año de su triste y dolorosa partida, una ausencia cuyo vacío es enorme pero que sin embargo dejó un inmenso legado para seguir soñando.
Soltaba un río de sensaciones con el acordón o del bandoneón, una sonoridad inigualable que lo ubica a Nini Flores no solo como un prestigioso chamamecero, sino que además era considerado uno de los músicos más importantes del país. Desde las márgenes de una musicalidad a la cual pocos acceden desde el chamamé abrió con su espíritu soñador innumerables posibilidades al género, desde la posibilidad de ofrecer un concierto en el Teatro Colón, hasta inclusive ser la puerta de acceso para que el chamamé esté por estos días postulado a ser declarado Patrimonio Intangible de la Humanidad ante la Unesco.
“Fue un hombre que en los último 5 años de su vida estaba muy disidido en todo y con muchísimos proyectos”, explicó ayer a época Verónica Noguera, pareja y madre de su hija Victoria.
Una misa en la intimidad familiar, unas flores en el cementerio Parque del Recuerdo y una ronda de chamamé sirvieron ayer para recordarlo y también para intentar aliviar el inmenso dolor que dejó su partida.
“Me siento feliz porque me sentí una mujer amada y respetada. Pudimos tenerla a Victoria como tiene que ser, eligiendo juntos ser padres. Creo que debemos recordarlo además de su música, por las cosas lindas, por sus sonrisas, sus ojos tan expresivos. Mi hija es su rostro, es una nena muy guapa”, dijo.
Nini partió haciendo lo que amaba: música. “Estaba en la soledad de su hogar, componiendo para un proyecto novedoso, una orquestación con su quinteto y 19 cuerdas”, explicó a época su amigo y gestor cultural Ricardo González. “Las personas mueren cuando lo olvidan, Nini hizo los suficiente para que eso no suceda con su música, su arte y ese enorme corazón que tenía servirán para que las generaciones venideras disfruten su música”, dijo.
“Nini era un ser humano excepcional que reunía todas las condiciones para cumplir con las obligaciones de la vida, además de ser quien fue en la música”, explicó Rudi Flores, su hermano que por estas horas viaja a Corrientes. Por esos escalones de la música tradicional y vanguardista anduvieron juntos tallando en melodías la expresión instrumental donde no solo llevaron a los oídos de Europa el chamamé sino que en Argentina demostraron que su sonoridad es mucho más rica y amplia de la que le asignaban incluso los propios chamameceros.
Nini anda ahora musiqueando, en algún refugio de soñadores, es tiempo ahora de las nuevas generaciones abrirse caminos como lo hizo este excepcional músico correntino.