Chamamé 27
Lunes, 30 de enero de 2017
Barra da Saia sembró sus melodías en la tierra fértil del chamamé
La banda paulista de “mulheres” era uno de los números más esperados de la noche. A pesar de sus esfuerzos, no consiguieron ejecutar un solo tema que se escuchara decentemente. Sin embargo fueron ovacionadas.
Barra da Saia es, sin lugar a dudas, uno de los grandes descubrimientos de la Fiesta Nacional del Chamamé. El conjunto de mujeres, exponente de la música sertaneja, pone un fuerte toque de frescura y renovación a los ritmos típicos del chamamé.
En el escenario son una delicia: además de la perfección técnica y musical, con arreglos casi de rock pero que respetan la esencia de nuestra música, tienen una energía que se contagia con facilidad, pero que no alcanzó para conseguir que el público las escuchara.
La salida de Paulo Freitas al escenario anticipó que serían las próximas, pero desencadenó un movimiento que anticipaba la tragedia. Dos integrantes del servicio de sonido atravesaron corriendo la parte frontal del anfiteatro para hacer señas desesperadas al locutor, pidiendo que todavía no las anunciara, para seguir la carrera a la isla en la que se ubican los sonidistas.
Paulo probablemente no interpretó las señas, porque anunció la presencia de las jóvenes, que arrancaron con una explosión de la que el público sólo consiguió percibir una guitarra y la batería. Las cuatro músicas se miraban desconcertadas sin dejar de cantar y tocar, se llevaban las manos con desesperación a los monitores pero poco consiguieron, así que se dedicaron a sonreír y a intentar que toda la energía que ponían llegara al público.
El violín jamás se escuchó. Los micrófonos sonaban de a ratos, muy bajos. Del resto de los instrumentos aparecía, esporádicamente, el acordeón, para perderse otra vez. Todo salpicado con acoples y variaciones en el volumen que convirtieron el show en una tortura auditiva, y provocaron que la gente eligiera anular lo que escuchaba para disfrutar del despliegue que las jóvenes hicieron en el escenario.
La invitación a los Fuelles Correntinos siguió la cuesta abajo: los instrumentos se mezclaban en sonidos amorfos inaudibles.
En el final del show, el público aplaudió con fuerza al grupo, en lo que fue un reconocimiento al esfuerzo, al abandono para brindarse al público, aún cuando todo pareció ir al revés.
Barra da Saia: Corrientes las espera, preferentemente antes de la próxima Fiesta, para tener la revancha del show que muchos esperaron y que no pudo ser.