El adiós a una grande
Martes, 21 de junio de 2016
Ofelia Leiva puso punto final a su carrera artística
Su último adiós de los escenarios fue en la Fiesta Nacional del Chamamé. “Estuve internada cuatro días en terapia intensiva, las emociones me pasaron factura”, dijo. Sobre la posibilidad de grabar un disco afirmó: “Ya está. Dejo un cancionero riquísimo en mi discografía”.
Aún resuenan con la frescura intacta de su voz los últimos chamamés que soltó al cielo del Cocomarola Ofelia Leiva durante su emotiva despedida de los escenarios en la reciente Fiesta Nacional del Chamamé. Fueron momentos de profunda emotividad, impregnada de sentimientos encontrados para todos pero en especial para ella, una despedida que casi le costó la vida y hoy la obliga a tomar una decisión definitiva poniendo punto final a su carrera artística. “Nuestra música merece el máximo de los respetos, cuando no se puede hay que decir basta ya y dar un paso al costado”, dijo Ofelia Leiva en una entrevista cálida y emotiva en el programa “Cultura en Línea” que se emite por FM Dorado (98.3).
Su voz sigue generando un río de sensaciones cada vez que le da vida al chamamé, su lucidez intacta y su fe aún más arraigada a su esencia mostrando que es una mujer de fortaleza inquebrantable, y es por ello que su debilidad llegó en lo físico, donde su cuerpo dijo basta y apagó ese sueño que mantenía ella y más aún su público de que siguiera cantando. “Ya está, di lo que tenía que dar”, dijo con aire de tristeza.
“Con Rosendo tenemos un hermoso repertorio de chamamés. Ahora escucho nuestra discografía y veo que es muy rica, cantamos temas hermosos a mucha gente y a los jóvenes les dejamos eso. Por eso les digo, hagan y canten sus cosas pero no se olviden de los que hicieron grande al chamamé”.
“Con Rosendo tenemos un hermoso repertorio de chamamés. Ahora escucho nuestra discografía y veo que es muy rica, cantamos temas hermosos a mucha gente y a los jóvenes les dejamos eso. Por eso les digo, hagan y canten sus cosas pero no se olviden de los que hicieron grande al chamamé”.
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Si bien se había anunciado que Ofelia Leiva solo se despedía de los escenarios, las fuertes emociones y el estrés, sumado a varios problemas de salud que venía arrastrando, fueron un cóctel explosivo que casi le costó la vida. “Mi despedida fue mucho más fuerte de lo que mostré. Fue muy intensa, quizás no fue tan profundo el show, pero sí lo fue en lo emotivo”, comentó la artista. Tras esa histórica noche de enero, la recuperación no fue la esperada y su salud se deterioró y alcanzó un punto crítico que derivó en cuatro días de internación en terapia intensiva. “Después que volví estuve en la unidad coronaria de terapia intensiva en el Sanatorio Trinidad de Quilmes, me costó recuperarme”, dijo Ofelia.
En este contexto refirió que “yo me despedía de muchas cosas, de lo que hice toda mi vida, una profesión que abracé desde muy chica, de haber cantado con Rosendo (Arias) mi esposo 35 años, fue una despedida de verdad”, refirió la artista dando así por terminada su carrera.
“Ahora estoy como en un remanso”, aseguró aliviada tras las internaciones. Es tiempo de disfrutar de esa abundante cosecha de canciones, recordar sus inicios, su vida junto a Rosendo, sus discos, su familia. “Ya es tiempo de descansar”, dijo.
Su vocación por cantar y su amor por la música llegó en el amanecer de su vida. “La vocación sin dudas comenzó temprano y no paró hasta ahora”, dijo Ofelia. Aún recuerda a aquella niña, con su racimo de ilusiones y el sueño urgente de que su voz sea reconocida en el chamamé. “Vivía en calle San Lorenzo al 400, cuadra de lapachos y vida. Me iba a la escuela Mariano Moreno, ahí hice mis primeras armas musicales, mis primeros escenarios musicales”, comentó la artista y añadió: “No me salvé de ningún 25 de Mayo, 9 de Julio, día del Maestro, en todos cantaba”, refirió entre risas.
Entre sus recuerdos, le despierta la sonrisa aquellos momentos en el Club de Regatas “que lo teníamos ahí cerca, o cuando jugábamos en la calle, no como hoy no se puede jugar”, dijo y añadió: “Pero de algún modo siempre estaba la música”. Así inmediatamente Ofelia recordó: “En la misma vereda de mi casa había una familia de apellido Brunel, Sofía Brunela quien recuerdo siempre, era una señorita mayor que yo que tenía apenas con 8 años, ella estudiaba música en guitarra y yo pasaba horas mirándola y escuchando lo que estudiaba”, recordó y siguió: “Su papá se dio cuenta que era algo extraño en una nena y me preguntó ‘te gusta la guitarra Ofelia’ yo le dije sí y me enseñó tres tonos y con eso comencé y después no paré. Después fueron más (risas) pero inmediatamente aprendí esos primeros tonos”.
Su cauce transitó siempre hacia la música como el agua del Paraná hacia el mar. “Después en la escuela teníamos una hora de música, era la hora más linda para mí, cantábamos muchas obras hermosas de Romero Maciel y Alberico Mancilla me acuerdo que hacíamos “Lunita del Taragüí”, Viejo Caá Catí, entre tanto otros. No sé si lo hacen hoy”, comentó Ofelia, con 52 años de trayectoria en el chamamé.
Y así creció, en un ambiente de amistad y música, de jóvenes que se animaban por primera vez al instrumento, a bailar o como ella a cantar en aquellas juntadas, pequeñas peñas caseras.
“La década del 60’ teníamos mucha influencia del folclore norteño Chalchaleros, Fronterizos, cantores de Quilla Huasi, Cantores del Alba, influencia enorme con Falú toda esa gente maravillosa y teníamos nuestro chamamé, había una conjunción y siempre compartíamos grupos y el que no bailaba tocaba la guitarra o el bombo, pero entre amigos teníamos la música como motivo de encuentro”, recordó.
Su amistad con Miqueri
El chamamé se presentó en ella como el aire a los pulmones. “Las primeras cosas que escuchaba era por radio, por ejemplo Vera Lucero con Cocomarola. Y se lo decía a Salvador (Miqueri) que siendo chiquita escuchaba su música”, recordó. A esto añadió que “tenía 14 años cuando nos invitan a la casa de un doctor a comer un asado. Mis padres me llevaban mucho a estas reuniones y me presentan a Vera-Lucero, hacé de cuenta que me presentaron a los Rolling Stone hoy para los chicos y para mí fue tocar el cielo con las manos”, comentó Ofelia. Después de tantos años que pasaron, Salvador le dice “yo me acuerdo el día que nos presentaron y vos era una chiquilina y cuando tus padres te llevaron yo dije: “Ahí va la futura voz de nuestro chamamé”, recordó la reconocida intérprete.
A esto añade que Salvador le había confesado: “Y antes de contarte esto le conté hace unos años a tu marido y a mi Rosendo nunca me contó”, dijo.
“Conversábamos mucho con Salvador -siguió recordando Ofelia-. Yo que le tuve una inmensa admiración que yo grabé a los 17 años mis primeros discos de la compañía Odeón, con temas de Miqueri y de Osvaldo Sosa Cordero, autores a los que canté hasta mis últimas horas sobre un escenario como lo hice en la Fiesta del Chamamé”, dijo mostrando que siempre fue una artista fiel a su estilo y gustos sin importar de modas, auges o marketing “siempre canté lo que me llegó al corazón”, dijo.
Ahora ya con el camino andado, y con la certeza de haber logrado un lugar privilegiado en la historia del chamamé, Ofelia Leiva se retira de su carrera artística, apagando la última esperanza de su público de despedirse con un disco. “Ya está. En algún momento me propuso Ariel. Pero para hacer un disco y guardármelo, no le veo la practicidad si no lo puedo acompañar al disco para cantar en tal o cual lugar, ya no estoy en condiciones”, dijo.
Por último manifestó: “Ya hay bastante cosas lindas que no se escuchan, ya está. Hay que darles espacio a los jóvenes. A mi si el físico no hubiera estado tan castigado no sabés lo que hubiera estado cantando ahora”, dijo. Su sueño es el mismo que mantiene desde siempre: “Quiero que el chamamé tenga más presencia en el país, es un anhelo viejo, de prender la tele o la radio y que haya más presencia del chamamé, solo eso”, comentó Ofelia. Su voz quedará sondando por siempre, no solo en la radio, sino en el corazón y el recuerdo de su gente.
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Al chamamecero le cuesta ser profeta fuera de su tierra
En el chamamé pareciera romperse esa regla que establece que “nadie es profeta en su tierra” y por el contrario, todos profesan al género en Corrientes. “Son muy pocos los que llevan chamamé a otros lugares”, dijo Ofelia Leiva e instó a que “difundan la cultura en los lugares donde no lo conocen”.
“A nivel nacional estamos en pérdida (el chamamé) a comparación de otros géneros. Si no fuera por Los Alonsitos, y los destaco a ellos porque son tremendos trabajadores y siempre están generando espacios buscando escenarios a nivel nacional, pará de contar”, dijo Ofelia, una de las referentes del género.
“Sé que no es fácil el desarraigo de tu lugar. A mí me ha costado y me cuesta, yo vuelvo a Corrientes y revivo, es como que estás trasplantado eternamente”, dijo y añadió: “Yo me fui en tiempos donde las comunicaciones eran distintas a las de ahora, hoy es más fácil llevar el chamamé a todos lados, tienen más facilidad y no hay más pretextos”, dijo Ofelia y agregó a modo de mensaje a los jóvenes: “Anden y sacrifíquense porque cantar chamamé en Corrientes es como vender naranjas en Paraguay. Llevale tu cultura a otros, a gente que no escuchó y mostrale lo que hacés y deciles “esta es mi música así piensa mi gente así sentimos, esto somos nosotros”.
Y a modo de ejemplo comentó: “Fíjate Joselo Schuap, me emocionó al ver un video tocando chamamé en la plaza San Pedro en Roma. Qué maravilloso lo que hace lo felicito”, dijo y añadió: “La música es el hilo conductor, es puro sentimiento”.
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Un cielo de recuerdos
Fueron muchos los momentos inolvidables para Ofelia Leiva, pero como no podía ser de otra manera, los más importantes y emotivos fueron junto a Rosendo Arias, compañero de vida durante 35 años. Entre un baúl de recuerdos, surge sin querer la vez que presentaron juntos “Cielo de Mantilla”, un mojón del cancionero correntino.
“Teresa Parodi nos había llamado, ella vivía en calle Larrea en Capital, nos dijo: “Compuse algo para el festival de la Canción Nueva correntina pero quiero que ustedes canten mi canción. Y dijimos bueno vamos a cantarla”, recordó “Ofe”, como le dicen sus allegados. “Y hay algo que muchos no saben –dijo la artista-, ella le había hecho música también y cuando llegamos nos contó ‘ustedes saben que no me gustó mi música así que le pedí a Mateo (Villalba) que me haga la música”, recordó la cantante y añadió: “Ella le había hecho letra y música a Cielo de Mantilla y fue el ensamble perfecto, esa otra de las joyas de nuestra cultura popular queda para siempre”.
En este contexto refirió que es importante rescatar aquel destacado festival, que nutría de “joyas” al cancionero chamamecero. “Ese año, en 1988 que cantamos “Cielo de Mantilla”, Mario Bofill presentó “Cantalicio vendió su acordeón”, mirá que temas salieron de ahí, en solo un año”, refirió.
A esto recordó: “Salieron tantas canciones lindas de este festival, nosotros cantamos a fines del 74 Pueblero de Allá Ité, Pisa que pisa mazamorrera y Cambárulito, tres obras de Pocho Roch y también en 1975 fuimos los primeros (con Rosendo) en grabar Pueblero de Allá Ité con una orquestación del maestro Carlos García que no tiene desperdicio”, comentó.
En este contexto lamentó que dejaran extinguir este prestigioso certamen. “Dejaron de hacer ese festival, donde salieron tantos temas como las canciones de Mario Bofill, como Glorias de nuestro pasado, Taipero Poriahú, Por Santa Rosa me voy al río, mirá cuantos temas quedaron para siempre”, comentó con cierto lamento.
También puso el énfasis sobre la falta de un Museo del Chamamé (que está en proyecto), un lugar donde se puedan atesorar además de reliquias e instrumentos, partituras, archivo de música e imágenes, además de cultivar la historia del género y destacar a los grandes del chamamé. “No se cómo aún no hay un museo, con toda la riqueza que significa para nosotros tener un género como el chamamé”, dijo.