Nació en la segunda sección de Curuzú Cuatiá. En su niñez mezclan los deberes de la escuela primaria con las tareas rurales. Nació en la segunda sección de Curuzú Cuatiá un 29 de septiembre de 1955. Su niñez transcurrió apaciblemente en la Estancia "La Estrella", propiedad de su padre, donde se mezclan los deberes de la escuela primaria con las tareas rurales. Esto lo lleva a ir conociendo al "hombre de campo", sus costumbres y tradiciones. Sus vivencias en la campiña llenaron su espíritu con el canto de las aves silvestres, el sonido del río y el silencio del monte. A los siete años sintió el llamado de la música y le pidió a su padre que le comprara un acordeón. Pero éste, que no tenía ninguna intención que su hijo fuera músico, se negó. Pasan varios años... y ya en la escuela secundaria, cuando tenía 16 años, se compró su primer acordeón por sus propios medios, tras lo que comenzó una larga trayectoria que lo llevaría a recorrer el país. Gualberto Sabino Panozzo le enseñó todo los secretos al acordeón diatópico. Y con el gran poeta curuzucuateño Edgar Emilio Estigarribia se nutrió en las glosas, poemas y recitados que lo llevaron hoy día a escribir sus propios versos y volcarlos en sus obras musicales. Después de animar bailes y festivales en su Curuzú Cuatiá, llegó el gran momento del despegue. Ocurrió en 1984 cuando fue convocado a integrar el Conjunto "Iverá" de Juan Chazarretta, en la ciudad de Ceres, Santa Fe. Fueron ocho años, con seis discos grabados y una gran experiencia musical y personal, además de recorrer las provincias de Santa Fe, Santiago del Estero, Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Buenos Aires. En 1992 pasó a integrar las filas del afamado Conjunto "Ivotí" con el que estuvo dos años de intensa labor artística y participando de las grabaciones. También lo vieron importantes escenarios como Cosquín, Jesús María, Baradero. En 1994 decidió volver definitivamente a Curuzú Cuatiá, considerando que estaba pronto para iniciar un nuevo período de su andar de músico chamamecero. Esta vez al frente de su agrupación a la que le dio el nombre de “Rubén Rodríguez y su Conjunto”. Rubén Rodríguez viene mostrando incansablemente su obra musical, donde predomina el estilo tarragocero, quizás por una gran admiración al maestro Tarragó Ros y su obras, pero al mismo tiempo nutriéndose de otros autores y a su vez volcando su propia inspiración y sentimiento que lo lleva a ser él mismo en la interpretación y no constituirse en una mera copia. Ha participado en grandes festivales de la región, y fue jurado –por dos años consecutivos– del Festival Nacional del Chamamé de Federal, Entre Ríos. En el año 2003 realizó una gira por Canadá, en la zona de Toronto, con gran aceptación del público latino residente. En el mes de noviembre de 2004 regresó de una extensa gira por los Estados Unidos de Norteamérica, recorrió los estados de Indiana, Minneápolis, Wisconsín, Texas con actuaciones en ciudades como Chicago, Blumigton, Minesotta, Dallas, Austin, Oklahoma, Dogde Ville y San Antonio (Texas). Rubén Rodríguez y su Conjunto, "El Acordeón y las Glosas de Curuzú Cuatiá" como es presentado en tantos escenarios lleva en su sangre y su corazón todo un bagaje de música y poesía, y un caudal inagotable de sentimientos, herencia quizás de un pueblo chamamecero.