A medida que nos acercamos a fin de año, los chamameceros empezamos a prepararnos con toda clase de expectativas para ver cómo dónde y cuándo se desarrollarán los distintos escenarios -cada uno con sus propias características- para que podamos disfrutar de la música que nos llena el alma, que nos convoca, que tenemos tan incorporada a nuestra forma de ser, y que aunque más no sea una de ellas necesitamos vivir cada año y los que pueden ya están estudiando sus posibilidades de como hacer para recorrer este ansiado "Camino del Chamamé"...


Entonces, entre las Fiestas de los pueblos, las patronales, las que siempre encuentran un motivo para juntarse durante todo el año en cada punto de la provincia, donde el Chamamé por supuesto, es el invitado principal y convocante transcurrimos días y meses en toda la geografía correntina.
También en otras provincias hay propuestas para escuchar y bailar chamamé, pero el mayor escenario es sin dudas el de "Estancia Los Potros" en Margarita, Santa Fe, que este 15 de noviembre estará realizando uno de los festivales más concurridos, en grupos, bailarines y público de todo el país, más de 40.000 personas se dieron cita el año pasado, con 4.000 kg de asado a la estaca, y además único festival con fines benéficos: todo lo recaudado va a parar a las escuelas rurarles de la zona.
Las Fiestas mayores, dedicadas especialmente a nuestra música, algo único en el país en relación a un solo género musical, comienzan con los primeros días del nuevo año, en el caso de la Fiesta Nacional de Chamamé y Fiesta del Chamamé del Mercosur habrá que calcular muy bien las Fiestas de Fin de Año porque "ahí nomás", el 3 de enero, ya estará la Semana del Chamamé dando incio a la Fiesta más grande del Chamamé del país, aquella que cada uno de nuestros músicos chamameceros, como si fuera una Meca, sueña con pisar aunque más no sea UNA VEZ, el escenario Osvaldo Sosa Cordero del anfiteatro Mario del Tránsito Cocomarola.
La afluencia de público cada año es mayor, y no hay que sorprenderse de cuánta gente queda afuera, escuchando a lo lejos. Los pre-festivales se pueblan de ilusiones de nuevas voces y sonidos que desean hacerse conocer y escuchar, el semillero es cada vez más grande, acaparando la atención y el amor de toda una juventud que se acerca para siempre a esta música, de la que siempre resaltamos sus valores: es la música de "La Tierra sin Mal" por lo tanto no hay nada mejor que atravesar una vida joven con sonidos de chamamé para entender el suelo que se pisa, la gente de su tierra, sus pensamientos, su sentir, su heredad, su indentidad.
Después, para exquisitos y fanáticos, llega Mburucuyá, enclavada a orillas de la "Laguna Limpia", calles arenosas, con toda la paz, la alegría de un pueblo completamente entregado a su fiesta, llega el Festival Nacional del Chamamé Tradicional, otro altar para Santa Cecilia, la patrona de la música, allí cada año, se discute la escencia del chamamé, se cuida con tesón el "fueguito" de la tradición y con un guiño cómplice pero como diciendo "Chaque, aquí se toca solo chamame de verdad" se va dando lugar a una juventud llena de propuestas nuevas, que sienten a Mburucuyá como la misma vertiente donde se nutren y desde donde pueden hacer crecer sus alas.
Cerquita nomás en la fecha y en el camino, el legendario Festival Nacional del Chamamé del Norte Entrerriano, tiene su lugar emblemático en Federal. Allí mismo se dió origen a la modalidad de Festival por un lado y Bailanta por el otro, como para que nadie se quede con ganas. Un estudiado y ensayado ejercicio chamamecero de casi cuatro décadas, los hace uno de los festivales más concurridos del país, también con la exclusiva modalidad de presentar solo un género musical: El Chamamé.
En Brasil, nuestros hermanos se preparan también allá en Sao Luiz Gonzaga, con más fiesta chamamecera, multitudinaria, porque han adoptado y aceptado nuestra música como propia, y le rinden culto con tanto amor como cualquiera de nosotros, para demostrarnos una vez más que la música no solo no tiene frontera, sino que es el elemento divino que borra toda diferencia y nos hermana más allá de lo que podemos comprender, es solo para sentir, disfrutar y compartir desde el corazón.
Ya estan preparando "las calchas", ya están afinando guitarras, los acordones resoplan esperando ansiosos, las polainas, las enaguas, todos están aprestando sus enseres, sus avíos, los del alma y de "los otros" también, porque un buen chamamé exige toda la alegría, las Fiestas, los escenarios, están con sus puertas abiertas, dejándose engalanar para que el pueblo en ellos, encuentre un poco de felicidad, se entrelace con sus hermanos, y reviente en un sapucai toda esa ansia contenida durante cada día del año que Dios nos ha dejado vivir para llegar hasta allí...

Silvia Muñoz Velcheff
Presidente
Fundación Chamamé
"La base lo que somos, es lo que Hacemos y Queremos.
Cuidemos lo nuestro!"