El Maestro Herminio Giménez, gran compositor y arreglador musical, poeta y director de orquesta de prestigio internacional. Es para no olvidarlo. En Paraguay y en la ciudad de Corrientes también trabajó incansablemente por la música.  En esta oportunidad Girala Yampey recuerdo a un amigo.

 

Herminio Giménez compuso numerosas obras. Hemos hecho una enumeración que, seguramente, será incompleta: 83 polcas y galopas, 21 guaránias, 23 piezas sinfónicas, 8 valses, 6 tangos, 6 chamamés, 3 zambas, 3 marchas, 3 canciones de cuna y 1 bailecito, además de música para 13 películas. Todas de elevado nivel. Si lo cuantitativo tiene su importancia, más lo tiene el aspecto cualitativo, donde se destaca la verdadera valoración del genial músico.



Encontramos de admirable belleza y mucha riqueza en los variados ritmos y tonadas que nos ha legado. En el conjunto de su obra, desde la música popular hasta el campo sinfónico, se desarrolla la excelencia incomparable de su arte, además de ser un interprete fiel y extraordinario. Anduvo con su arte a cuestas por todo el mundo, Argentina, Brasil, Venezuela, Estados Unidos, Francia, Suiza, España, Polonia y la Unión Soviética. En todos esos países, fue aplaudido como Director, Arreglador y Compositor musical. Dirigió las orquestas de la NBC, durante su visita a la Feria Mundial de Nueva York, la Orquesta Sinfónica de Radio Gazeta de San Pablo (Brasil), la Estable de Radio Nacional de Río de Janeiro, la Sinfónica de Radio Splendid, la Sinfónica Nacional de Buenos Aires (1952), la Sinfónica del Teatro Municipal de Río de Janeiro, la Sinfónica de Asunción, la Sinfónica de Cuyo (Mendoza), la Sinfónica de Paraná (Entre Ríos), la Sinfónica de Buenos Aires (1978), la Sinfónica de Asunción (OSCA), en 1989. Bohemio y andariego en permanente exilio, giró sin descanso por diversos países, como su Trompo arasa. Finalmente, atrapado por el Payé Correntino, quedó como habitante de la Capital del Taragüí, donde vivió sus últimos años. Cuando visitaba la capital de su patria, a la que pudo regresar sólo al ser derrocada la dictadura de Strossner, mientras trabajaba en los últimos detalles de su obra “Sinfonía en gris mayor”, a punto de ser estrenada, le sorprendió la muerte.



Durante su fructífera estancia en Corrientes, reorganizó la Orquesta Sinfónica de la Provincia. Fundó y dirigió la Orquesta y Coro de la Ciudad de Corrientes, que ahora lleva su nombre. También hizo arreglos a muchas piezas correntinas y musicalizó numerosas piezas. Recordamos la sinfónica “Cantata a la Paloma de la Paz de Picazo”, estrenada con gran éxito en el Teatro Oficial “Juan de Vera”. También otros ritmos como: Sapukái en las Malvinas - El Papa Wojtyla - Pabla heroica - Balada por la Paz - Un camino de Esperanza - Los desterrados - Toritos de la alborada - Por caprichos del tirano - El nidito - Romanza para Humberto - Canción del regreso - Campesina paraguaya - A Ortiz Guerrero - Serenata a Dalmacia - Palestina Prisionera - Patria de mi padre - Lágrimas de mi madre - Las manos campesinas de mi madre - Feliz Aniversario Corrientes - Génesis Guarani - Puente General Belgrano - Regatas Club - Colegio Centenario y otros.


El virtuoso Maestro Herminio Giménez, es parte inolvidable en la historia de la música correntina. Su reconocido talento ha sido disfrutado por muchos en ésta Ciudad. Su figura era familiar y querida. Ayudó a numerosos músicos. Impulsó la formación y el triunfo de artistas singulares como: Horacio Guaraní, Ramona Galarza, Teresita Parodi y otros. Gran Maestro, músico excelente, exquisito director de orquesta, admirable arreglador y orquestador de innumerables temas correntinos, brindó generosamente sus conocimientos entre los músicos locales.


Dotado se una exquisita sensibilidad, Herminio Giménez, es uno de los más grandes hacedores de la música paraguaya, junto con Agustín Barrios, José Asunción Flores y Agustín Barboza. Aunque también hay otros muy destacados por su talento y creatividad, los nombrados son los paradigmas de la música paraguaya.


Herminio Giménez tenía excepcionales condiciones para componer música y una agudeza admirable para detectar el más pequeño defecto entre los ejecutantes de la orquesta. Su mente era un espacio mágico inundado de notas musicales. Componía sin la ayuda de instrumentos musicales, a pesar de ejecutar magníficamente varios de ellos. En sus oídos zumbaban torrentosos cascabeles de armonías inefables.



En ésta breve semblanza, no es posible dejar de recordar su calidez humana, sumados a su contagioso buen humor. Amó a su pueblo y nunca se desdibujó su identidad cultural guaraní. Era afectivo con sus amigos y sumamente sensible ante las necesidades de sus semejantes. Luchó sin treguas por conquistar la hermandad entre los hombres y los pueblos. Fue miembro activo de Movimiento Mundial de la Paz y lo nombraron Presidente del Movimiento Paraguayo por la Paz y la Soberanía.



Herminio, merece nuestro respeto, nuestra admiración y nuestro recuerdo.

 

Por Girala Yampey