El pueblo aborígen que ocupaba la zona de la actual Corrientes era el de los guaraníes. Estaba dividido en diversas tribus. Eran de temperamento aguerrido, lo cual imprimió características particulares a la región y a su historia.
El establecimiento de las misiones jesuíticas sobre el río Uruguay se inició con la fundación de Santa Ana sobre la laguna Iberá, en el año 1615.
En 1626 fue llevada a cabo la fundación de Yapeyú. Los límites de la reducción de Yapeyú con la jurisdicción de Corrientes quedaron determinados por el curso del río Miriñay.
La empresa civilizadora llevada a cabo por la Compañía de Jesús en las reducciones del río Uruguay fue un alto exponente de organización en el orden religioso, cultural, social y económico.
Las encomiendas, desvirtuados sus verdaderos fines, pasaron a ser un sistema de esclavitud que alejaba a numerosas tribus de la acción civilizadora y los impulsaba a un permanente estado de rebeldía y hostilidad. Ese estado de lucha incesante, con características primitivas y salvajes, engendró en el hombre correntino un extraordinario espíritu guerrero.
Corrientes tuvo que soportar también las decisiones de gobernadores del Río de la Plata, que tendían a favorecer los intereses de la Compañía de Jesús. Con el alejamiento de las misiones jesuíticas, se puso término al conflicto.
La primera expedición colonizadora que llegó al Río de la Plata fue la de Juan Díaz de Solís en enero en 1516, quien desembarcó en las costas de Uruguay. Luego de este asentamiento, Solís fue atacado y muerto por los indios de la zona.
Recién en junio de 1527 Sebastián Caboto se internó por el río Paraná y fundó el fuerte Sancti Spiritus. Luego, regresó en 1530 a España, llevando consigo la leyenda de "La sierra de Plata y las tierras del Rey Blanco". Esta leyenda fue la que indujo a Carlos I a financiar la expedición ultramarina de Pedro de Mendoza, en 1536.
El gobernador de Asunción del Paraguay, Juan Torres de Vera y Aragón, fundó, en compañía de Hernando Arias de Saavedra, la ciudad de San Juan de Vera de las siete Corrientes, en el lugar conocido como Punta Arazatí, que en guaraní significa “montes de guayabos”, en la actual Corrientes, el 3 de Abril de 1588.
Se consolidó así un puerto a fin de otorgar mayor respaldo a la navegación, exploración y colonización de las tierras que se extendían entre el Río de la Plata y el Paraguay.
Como resultado de la fusión de españoles e indios, aparecieron en la población modalidades y rasgos que distinguían a las dos razas. Se hablaban indistintamente dos idiomas: el castellano y el guaraní.
La violencia empleada por los españoles para dominar a los aborígenes resultó contraproducente y perjudicial para el desenvolvimiento pacífico de la vida del territorio.
Fundada la ciudad y ocupadas las comarcas vecinas, las relaciones pacíficas entre los conquistadores y los indios guaraníes que las poblaban no se prolongó por mucho tiempo.
El núcleo fundacional de la ciudad de Corrientes estuvo constituído por mestizos bilingües procedentes de Asunción, la ciudad fundadora. Es decir, individuos que hablaban guaraní y castellano, en ese orden de preferencia. Las familias españolas que llegaron a partir del tercer año de la fundación adquirieron bien pronto la lengua de los guaraníes y mestizos y, con más razón, sus mismos hijos, ya nacidos allí, fueron bilingües desde la infancia. Estos elementos étnicos y lingüísticos son formativos de la primitiva sociedad correntina.
El período de conquista y colonización infiltró belicosidad en los correntinos. En 1763, el movimiento de comuneros del Paraguay tuvo una repercusión en Corrientes, donde se formaron los "comuneros correntinos", quienes querían desprenderse del gobierno central.
En 1630, se introdujeron los negros.
En 1807, Corrientes dio la primera prueba de heroísmo al ayudar en la defensa de Buenos Aires durante las invasiones inglesas con el Cuerpo de Cazadores Correntinos.
Desde 1818 hasta 1820, Corrientes fue ocupada por Andrés Guaykurarí, quien estaba al frente de los indios de las misiones. Corrientes recuperó su libertad gracias al levantamiento encabezado por Lucio Mansilla contra López Jordán.
El 11 de diciembre de 1821, durante el gobierno de Juan José Fernández Blanco, se dictó la Constitución de la Provincia de Corrientes. Fue Pedro Ferré, su primer gobernador, quien introdujo en 1826 el papel moneda.
El 28 de diciembre de 1839 el gobernador Genaro Berón de Astrada, autorizado por el Congreso, declaró la guerra a Rosas. El 31 de diciembre las tropas rosistas vencieron a las correntinas y Berón de Astrada fue martirizado y ejecutado en la batalla de Pago Largo. Echagüe se apoderó de Corrientes.
El 28 de enero, Corrientes declaró nuevamente la guerra a Rosas pero Uribe, al frente de 9.000 hombres, derrotó a los correntinos en la batalla de Arroyo Grande. Triunfos y derrotas se sucedieron sin que Corrientes provocara la derrota de Rosas, hasta que en 1852 el ejército de Urquiza y las Fuerzas Correntinas, encabezadas por el coronel Miguel Virasoro (gobernador de Corrientes), derrotaron a las huestes rosistas en la batalla de Monte Caseros.
El 24 de Abril de 1855 se estableció el régimen municipal. El 25 de abril del mismo año se instaló el Congreso General Constituyente y el 12 de octubre se sancionó la Constitución Provincial.
El 25 de mayo de 1865 se produjo la Invasión Paraguaya. Escuadra y su ejército tomaron la ciudad de Corrientes. Las milicias correntinas defendieron la provincia con armas compradas por cada combatiente hasta que Buenos Aires envió tropas. La guerra se extendió hasta 1869.
En 1889 asumió la gobernación don Gervasio J. Ruiz. Continuaron los golpes revolucionarios hasta que subió al gobierno Valentín Virasoro, quien inició una etapa de sucesiones pacíficas, mientras que los partidos Liberal y Autonomista se sucedían entre grandes tensiones y luchas políticas.
En 1909, los dos partidos se coaligaron. Desde la segunda mitad del siglo XIX se fundaron numerosos pueblos y colonias que poblaron definitivamente la provincia.