Nació en la tierra de Goya, Julio Montes o El Mencho Cirilo, hoy repasamos su vida por medio de las palabras de Enrique Piñeyro y la obra de este gran artística de los años 40 y 60.

 

El recordado guitarrista, cantor y comediante Julio Montes, cuyo verdadero nombre era Julio Cesar Sosa nació un día como hoy, 24 de marzo de 1922. Maestro de escuela volcado a la música, integró y grabó discos con El Trío Taragui de Pedro Sánchez, con el Cuarteto Ana de Isaco y Montiel y con su propia agrupación. Falleció sumido en la pobreza y el olvido en Buenos Aires en los años 80. En esta oportunidad lo recordamos con un texto del Profesor Enrique Piñeyro y dos obras del Mencho Cirilo, Asi Soy yo y River solo.



 

Valoración de la obra de Julio Montes

 

Valorar, más que acumular adjetivos admirativos o cargar las tintas sobre los puntos flacos, implica hallar un equilibrio entre lo positivo y lo negativo; tratar de hacer justicia. Hugo César Sosa Serrano, alias Julio Montes o Mencho Cirilo (y otros nombres artísticos que usaba ocasionalmente) fue ese goyano que, con su título de maestro, que no ejerció, se largó hacia Buenos Aires desde joven donde logró conquistar un espacio original y único para expresar la idiosincrasia de sus pagos: la tierra correntina.

 

Desarrolló su obra creativa a través del humor, de la ironía, de las indirectas, de las cargadas o cachadas… y también a veces se pasaba de revolución, y caía en lo chocante o chabacano. (Por este motivo, una vez en una ciudad de Entre Ríos fue declarado persona no grata, más por motivos políticos que éticos o morales. Guardo ese recorte, que en esta emergencia aún no lo he hallado).

 

Pese algunos tropiezos, sus obras tienen carácter digno de memoria y permanencia. Era buen poeta, con inspiración y dominio del oficio; también payador con un repentismo chispeante; era músico por dones naturales y por cultivo llegó a dominar una docena de instrumentos; sobresalió en los ámbitos teatrales, ya sea en novelas radiales o en puestas en escena, todas de obras cómica de su autoría, hoy quizás definitivamente perdidas.

 

Era un improvisador de increíble inventiva y rapidez mental. Mucho le agradaba en sus teatralizaciones, poner en juego la imaginación de la gente, con las supersticiones o creencias arraigadas, sobre todo en el campo y en los barrios orilleros. Manejar y administrar la expectativa y la credulidad respecto a fantasmas, aparecidos, lobisones, poras, silbidos de ánimos, duendes, etc., era su don especial. Porque tipo jodón como él no había…

 

Y su don fundamental, que duda cabe, si lo eligió Ernesto Montiel para su Cuarteto Santa Ana, fue el de cantor. Todos los que fueron sus familiares, amigos o condiscípulos han destacado su maravillosa voz, fuerte, varonil, bien timbrada, agradable. En su época de actuaciones, Iverá lo anunciaba como el cantor Nº 1.

 

En cuanto a sus Chamamés Cómicos, diríamos burlescos, pese a la caricatura, tenían, vía indirecta, un mensaje. Generalmente referidos a compoblanos suyos (correntinos o correntinas) que por haber estado unos meses en Capital Federal ya eran porteños en su hablar, pero se les salía el indio cuando se comían las sss o las ponían donde no correspondía, etc. La caricatura, a primera vista, descalifica porque acentúa rasgos característicos, pero en el fondo un secreto mensaje insinuaba: tenés que ser como sos nomás, si caés en el ridículo, es peor… porque ya no sos vos.

 

De sus dones personales, pasemos a sus estilos de vida. El Mencho Cirilo, en todo lo que creaba, en todo lo que hacía o representaba, se mostraba tal como era. Al presentarse al público, se desnudaba; no tapaba nada. En una palabra: no cuidaba de su imagen, presente o futura. Era un rico tipo que disfrutaba su presente con alma y vida. (¡Viva el Mencho…! Y eso le bastaba para decir: no he perdido el día…) En este descuido de sus obras, lastimosamente, su filosofía de vida, rengueaba. Al contrario de la mayoría de sus colegas, cuentan que era muy sobrio en el beber, y la mayoría de las veces no bebía.

 

Hemos dicho que no cuidaba su imagen. Metido en sus personajes, los vivía, hablaba como ellos, sentía como ellos, desarrolló una línea estilística parecida a la de Mario Millán Medina. Ambos son representativos y auténticos cultores del correntino avá. (Han tenido que pasar muchos años, hasta que apareciera otro, con otro estilo, pero con la misma temática de fondo, a convocar esos aspectos de nuestras idiosincrasias: Mario Bofill).

 

Al Mencho Cirilo hay que leerlo al derecho y al revés, y sacar conclusiones: importa rescatar y revalorar y su genio respecto a las cosas nuestras. Ya dijimos, él simplemente vivía, actuaba y se divertía y se prodigaba a su público. Nunca cuidó su futuro o su porvenir como artista. Desgraciadamente el don profundo y valioso de su creatividad se despilfarro en el facilismo… No caben dudas que por sus dones naturales hubiera sido un gran artista de la música correntina. Tal vez le faltó un maestro y su propia disciplina.

 

Entre sus dones creativos perdurables está el haber documentado en su fiel interpretación el habla de los correntinos, especialemtne la usada en los medios rurales, que pueden er considerados como testimonios lingüísticos de las conversaciones diarias, tal como lo hicieron en su tiempo Ernesto Ezquer Zelaya y Velmiro Ayala Gauna.

 

En síntesis, lo que importa en personajes tan desparejos como El Mencho es ir rescatando de su estilo multifacético sus aportes originales, únicos –ignorados o menospreciados-, para seguir sumando aciertos e incorporarlos al gran corpus de nuestra rica tradición folklórica, que sigue siendo campo abierto…

 

Para finalizar, no encuentro nada mejor que transcribir un Chamamé Cómico, con letra de Leopoldo Castillo (Polito) y música de Pedro Mendoza, titulado: La Fama del Mencho, (que data del 5 de Enero de 1954 y figura en la Revista Iverá, Nº 297, Año 38, correspondiente a Mayo–Junio de 1982).

 

 

ASI SOY YO…

 

Yo soy un tipo muy bueno como un pedazo de pan / a

mí no me gusta faltar ni a nadie le tengo en meno / soy el tipo

más sereno de todita mi familia / yo estoy sentao en mi silla

conversando con mi hermana / y si alguno hace macana capá

le rompo la costilla.

 

Yo soy un güen payador cuando la ocasión se

presta / por qué tengo mi cabeza llenito de inteligencia / si

hay que hablar de la ciencia, del arte de la cultura / no soy un

cabeza dura todo lo hago a conciencia.

 

Yo soy el más matúá de la familia Cirilo / el que

nunca está tranquilo y anda de aquí para allá / a mí me gusta

peleá, rompé cuero a machetazo / o cortá los brazo a

hachazos si me buscan a peleá / pero también soy como el

pan, le juro por taitá.

 

No soy mal intencionado, eso tengan por seguro /

tampoco yo no soy duro pa`una güelta convidar / por eso no

tengo un real a veces en los bolsillos / pero siempre soy

sencillo aunque me sobren los colores / prefiero la amistad del

pobre no soy de interés buscar.

 

Si yo pulso mi encordado es porque quiero expresar /

que si me pongo a cantar quiero dejar demostrao / que

estando en cualquier lado sé portarme como tal / y si

encuentro el rival que a mí enfrentarme puede / dejo al

encargo de Ustedes lo que dije al empezar.

 

 

¡RIVER SOLO!

 

I PARTE

Camiseta inmaculada,

cual capullo de algodón

y una franja atravesada

de color rojo punzó…

Son de River distintivo

de este equipo colosal,

y yo puedo asegurarle

que es un cuadro sin igual…

 

II PARTE

En el arco está Carrizo,

por apodo Murallón,

donde se estrellan los goles

aunque los lance un ciclón…

Y Labruna sonriendo

gambetea sin fallar,

mientras Lustau muy tranquilo,

un golazo va a marcar…

 

I PARTE (Bis)

Los muchachos de mi cuadro

saben siempre sonreír,

y en la cancha se agigantan

con espíritu viril…

Bajo sol o bajo lluvia

mil emociones nos dan,

al jugar con San Lorenzo,

Rácing, Boca y Huracán…

 

II PARTE (Bis)

Adelante siempre River,

es el grito popular,

todos saben que en la cancha

River nunca va a aflojar…

River sólo siempre River,

la hinchada con emoción,

con amor siempre lo aplaude

y le grita: ¡Campeón!....