Bajo la luz de cientos de colores, los chamameceros dejaron impreso el "abrazo de la hermandad", al cierre de la edición que marca "un antes y un después" en la historia de la difusión del género. Maravillan Leiva, Bofill, y Miqueri. Nuevos artistas esculpen presencia.
Esta vez nada impidió que la fiesta llegara a su fin.

Gustavo Miqueri, hacía al chamamé poesía que se elevaba, Ofelia Leiva, dirigía un coro de miles de voces, Mario Bofill, invocaba a la lágrima de los poriajú en el exilio, en la pobreza, en los olvidados.

Nuevas agrupaciones revelaban nuevas voces, nuevos instrumentos, intrépidas ejecuciones, nuevas maneras de decir "en chamamé" lo que "nos pasa".

Homenaje a Rosendo Arias, Ofelia terminaba abrazada a Fuelles Correntinos, Gicela Méndez Ribeiro y Florencia de Pompert, y "Don Salvador" a Gustavo Miqueri y Grupo Mburucuyá.

El "traspaso de banderas" era consagrado por el recitador Juan Carlos Bisillac, que con un movimiento de brazos, agrandaba el sapucay en la plaza llena. Ranalleti reiteraba su mensaje de "chamamé y amor".

"Esta no es sólo una noche de chamamé, también que sea de amor, porque ¡al mundo lo salvará el amor!", decía junto a Orlando Olmedo

Esta vez no hubo lluvia que apagara el grito. La noche clara, dejaba descubierta la "octava luna".

Sesenta mil personas contaba la comisión organizadora de noches anteriores, en tanto, miles más conectadas vía tecnología social los administradores de la red 2.0 en la carpa de prensa.

El subsecretario de Cultura, Gabriel Romero, integrante de la comisión, comentaba sobre "la reciprocidad" generada a partir del escenario mixto y celebraba "el justo homenaje" a los cultores del género.

El gobernador Ricardo Colombi, agradecía a los artistas locales e invitados su aporte por haber hecho a la fiesta más grande".

Mateo Villalba, Paquito Aranda, Lucio Yanel, Juan Saccu y su trío Cristal, Miriam Asuad, Aníbal Maldonado, Gomecito y su conjunto, también pasaron por el escenario.

Mario Bofill, dejó cantando hasta las veredas "Yapeyú", "la Pepa". Las ovaciones tomaban los colores de los fuegos que iluminaban los abrazos.

Fuente: Momarandu.com