Si ven que el San Jorge y la araña pelean, si anoche escucharon a los suirirí, si habló la ranita y el charque gotea, seguro que el tiempo se está por venir.
-Va a cambiar el tiempo -nos dijo la abuela, porque han florecido los tipichata... va a cambiar, no ven que las hormigas vuelan? y el viento está dulce de niño-rupá...
Va a cambiar: el norte está sacando agua, y ya van tres días que soplando está; cielo de ovejitas" "después de un sol de agua", cuando entre la luna, el tiempo se vendrá...
Ese era el lenguaje sabio de la abuela, que se hizo en la escuela de un pueblo arandú; ¡va a cambiar, es cosa de tener paciencia, esa vieja ciencia de los poriajhú! -Va a cambiar el tiempo-,me acuerdo decía la abuela esa tarde en que mamá lloró preparando el bolso, puesto que, partía rumbo a Buenos Aires mi hermano mayor. -Aquí está su ropa y aquí está su avío: le hice una gallina, matambre y chipá; van unas naranjas y unos pastelitos y aunque el viaje es largo, pienso, ha de alcanzar...
No olvide su abrigo que es de lana cruda y lleve el ponchillo que usó su papá... Y entonces la abuela, como quien ayuda, tragándose un llanto, volvió a sentenciar: -Vaya con cuidado; sea manso y prudente, que Dios y la Virgen le han de acompañar; para los peligros sepa ser creyente: Santa Catalina no le va a fallar.
Y en los temporales de la vida tenga presente a su madre que lo supo alzar cuando usté era chico contra la tormenta: venciendo al mal tiempo sólo con rezar... Sepa que en su alma lleva usté otro avío que es como una herencia de amor familiar; se lo dio su gente, su pago querido, y en su sangre joven se ha de retornar.
Le hablo de esas ganas de brindarse a todos, del corazón grande, valiente y capaz, de jugarse entero y encontrar el modo de salir a flote en la adversidad. Le hablo de esa mano tendida y abierta, con el gesto antiguo de la caridad, mano de CHAMIGO que se da sin vueltas, del que abre la puerta y ofrece su pan... Avío del alma hecho de franqueza, sencillez, respeto, hombría y lealtad... Ya ve, siendo pobre, lleva una riqueza; recuerde: se aumenta, compartiéndola.
Y oiga bien, un día cuando cambie el tiempo, si este avío le dura dentro de su ser, usté o sus hijos, o acaso sus nietos, por Dios y la Patria tendrán que volver. Sepa que yo al irme a "la tierra sin males", dejaré mis huesos y mi corazón abonando el suelo del que hoy usté sale ¡y para el que quise siempre lo mejor!!!
Ese era el lenguaje sabio de la abuela que se hizo en la escuela de, un pueblo arandú; ¡va a cambiar, es cosa de tener paciencia, esa vieja ciencia de los poriahú!