Este fin de semana pudimos comprobar nuevamente y con gran alegría que el Chamamé en su más genuina concepción, en su total pureza y “tradicionalidad” sin ninguna duda: Vive en Mburucuyá!
Pudimos sentirlo fehacientemente en la piel, con todos los sentidos. La música, la gente, el lugar todo se conjugó mágicamente en una perfecta simbiosis. La Laguna Limpia con sus aguas cristalinas, esos sonidos de acordeones, voces y guitarras desligadas de todo otro sonido que distraiga la mente y el corazón, nos presentó con toda su fuerza, su carisma la esencia, la identidad, el sentir más hondo, ese que conmueve todas las fibras del correntino y no correntino que como en procesión, en un culto íntimo , privado, familiar, amistoso como los mejores vinos, con el aroma de la generosa flora y esas inconmovibles callecitas arenosas, allí, en ese lugar elegido y privilegiado, durante dos noches donde  brillaron mucho más que las luces, el chamamé tradicional se dio cita, allí donde el cielo regaló dos esplendorosas e inolvidables noches y como para que todos nos quedemos con las ganas, nos mandó agüita fresca la tercera que se tuvo que suspender…
No caben dudas amigos, que ha venido de tantos lugares del país y de países vecinos a vivir este encuentro único, distinto, inenarrable, que nadie quede sin saberlo: Mburucuyá es el Chamamé!