Después de tanto sufrir, después de tanto llorar, cansado ya de vivir en un continuo vagar, dirigí mi triste andar al nido que yo forjé ansiando recuperar la dicha que desdeñé.
Enorme fue mi dolor, inmensa pena sufrí al ver que de aquel amor tan sólo quedaba allí el rastro del vendaval que en ruina el rancho dejó como una visión fatal que en mi pecho se grabó.
II Tupasî che recové che mandu á nde rejhé y al recuerdo de ese amor recrudece mi dolor. Mboraîjhú sincero ité che mucunu ú jhagüé mi transido corazón hoy suplica tu perdón.
I – bis Ranchito que tanto amé, testigo de la pasión de aquella a quien yo dejé llorando por mi traición; la tarde triste y fatal que en alas del nuevo amor la abandoné por mi mal sumiéndola en gran dolor.
Hoy suspiro al evocar osîrî che resaî y aunque quisiera olvidar nda icatui jha che canguî che colorado rétä la tierra de mi querer, su suelo sepultará aquel nuestro amor de ayer.